Cambiar está bien siempre que el objetivo sea obtener mejores resultados. Es algo que también debería entender la clase política del país.
‘Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes” dice una popular frase erróneamente atribuida a Albert Einstein, que, aunque no sea de su autoría, manifiesta algo casi siempre real: si se buscan resultados distintos, no se puede hacer siempre lo mismo.
No es un secreto que los periódicos impresos afrontan desde hace varios años una sostenida pérdida de lectores frente al avance de las nuevas tecnologías y el auge de los medios alternativos. Las estrategias de los medios escritos tradicionales han sido variadas en su intento de ponerse a tono con los tiempos. El Comercio también ha hecho lo propio y desde este año ha cambiado, tanto en su formato como en la manera de presentar sus contenidos.
Por ejemplo, a los columnistas se nos ha pedido reducir el número de caracteres de nuestros artículos de
2 800 a 2 000, lo que, aunque usted no lo crea, es un ejercicio mental complicado, y que adjuntemos una foto que los acompañe (que, en mi caso, espero no ahuyente a más lectores).
¿Funcionarán estos cambios? El tiempo lo dirá, pero es evidente que había que adaptarse a las nuevas formas de hacer periodismo. Solo espero que sean para bien y que no transformen la esencia de este diario y continúe siendo uno de los referentes más importantes del periodismo y la libertad de expresión en el país.
Así, cambiar está bien siempre que el objetivo sea obtener mejores resultados y no debería asustarnos hacerlo. Eso es algo que también debería entender nuestra tan venida a menos clase política, sobre todo la representada en la Asamblea, que haría bien en reflexionar sobre el triste papel que ha tenido hasta el momento para hacer frente a la grave crisis económica que enfrenta el país y empezar a pensar a la política como una herramienta para servir al interés común y no a sus particularismos y a sus mezquinos intereses.
La conclusión: si queremos que este país mejore, es momento de cambiar, ergo: hacer las cosas de otro modo.