Pensar en grande, en espacios que se extiendan más allá de la comarca o de la región, no es precisamente una característica de los pueblos iberoamericanos de origen español. En tanto que con el primer emperador, Pedro I, y su mentor José Bonifacio de Andrade e Silva, científico y enciclopedista, se iniciaba la consolidación de un enorme país, Brasil, nosotros nos bebíamos la sangre en luchas fratricidas que daban nacimiento a la creación de pequeños países, inmensos para los ojos miopes de los caudillos bárbaros. Entre ellos el venezolano General Páez, enemigo jurado de Bolívar.
Herederos de los caudillos bárbaros, todos, o casi todos. Nacionalistas furibundos cuando se trata de medir fuerzas con el vecino. ¡Nuestras carreras armamentistas! Las venas abiertas de los países sudamericanos. Para defendernos de nosotros mismos o para atacarnos a nosotros mismos. Negarle al vecino salidas al Amazonas o al Pacífico, o arrancarle un buen pedazo de selva. Políticos y militares, todos o casi todos, ciegos y mudos ante los problemas enormes que nos afectan a todos. Pecado mortal en Sudamérica pensar en grande. De solidaridad entre nuestros países ni hostia, como no ser esa excepción cuando la Guerra de las Malvinas.
De ahí que invertir en obras de desarrollo de otros países, incomprensible para todos o casi todos. ¡En dónde carajo estará esa refinería de El Pacífico, coño! ¿Es que nos sobran dólares para dar y prestar? Q ue un marxista haya llegado a la Presidencia de Chile, una suerte de prodigio irrepetible. ¡Socialista y masón por añadidura! Sociedades inicuas las sudamericanas, tradicionales hasta más no poder. El prodigio duró poco. Frágiles los gobiernos que han iniciado transformaciones de fondo. La CIA cumpliendo órdenes. Camioneros en paro, desabastecimiento de artículos de primera necesidad, madres de familia desesperadas: los cacerolazos fueron los primeros tiros que recibió el Palacio de la Moneda. Sí, frágiles y vulnerables. Depender de los servicios cubanos de seguridad e inteligencia para sobrevivir, chocante hasta no más, pero indispensable. En tales materias los cubanos se las saben todas y tanto como que Castro gobernó 50 años y está por cumplir 90. Seguridad y profesionales cubanos por petróleo. ¡Qué más toca! Explosiva la mezcla de todo cuanto queda señalado. ¡Pende de una chispa el estallido! Está por verse si los militares venezolanos han evolucionado desde los tiempos del General Páez. Está por verse si el triunfo en las pasadas elecciones no es el último joropo del coronel Chávez. El desabastecimiento y los cacerolazos han comenzado en Venezuela. ¡Los Estados Unidos se han pronunciado! La versión venezolana de lo que aconteció en Chile ¿otra página inconclusa de la historia del socialismo sudamericano?