Una delas frases que provocó impacto en el discurso de posesión del presidente Guillermo Lasso fue aquella de: “Más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador”. El primer mensaje que se encierra en estas palabras dista mucho de lo retórico, pues tras la extenuante década socialista de aislamiento internacional y de complicidad con los regímenes tiránicos del planeta, nuestro país volverá a ser parte del comercio y las relaciones mundiales.
Pero hay allí otro mensaje claro y contundente: regresaremos a la comunidad internacional respetando las normas básicas de convivencia, los vínculos comerciales y la protección a las inversiones en doble vía. Es decir, seremos soberanos y exigiremos respeto a nuestros derechos, pero respetaremos también la soberanía y los derechos de los demás estados; dejaremos de lado las posturas pendencieras y desafiantes de la década socialista e invitaremos a los inversionistas a reconstruir juntos un país abundante y generoso, respetuoso de la ley y de la separación irrestricta de poderes. Seremos, en definitiva, una nación amable, segura y confiable.
Uno de los objetivos prioritarios del “Ecuador del encuentro” será regresar al Ciadi, Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, en el que nos reencontraremos con la comunidad internacional y sobre todo con nuestros socios comerciales. Actualmente, ciento sesenta y tres naciones son parte del Ciadi. Solo Ecuador, Venezuela y Bolivia lo denunciaron en la época oscura ya referida, pero siguen siendo miembros del mismo países como México y Argentina, por poner un par de ejemplos. Y, de hecho, parte de las condiciones que el gobierno mexicano exige al Ecuador para su ingreso a la Alianza del Pacífico, una iniciativa de integración internacional con Colombia, Perú, México y Chile, es justamente nuestro regreso al Ciadi.
El objetivo del Convenio Ciadi es la creación de una institución destinada a facilitar el arreglo de diferencias relativas a inversiones entre Estados e inversionistas extranjeros para promover un ambiente de confianza mutua y estimular el flujo de capital privado internacional hacia los países que desean atraerlo. Por tanto, no existen obligaciones, compromisos o disposición alguna que regule el comercio entre los Estados signatarios en este acuerdo, y, en consecuencia, su suscripción y ratificación le corresponde de forma exclusiva al presidente de la República, tal como dispone el artículo 418 de la Constitución. El Ecuador del encuentro debe partir, por tanto, de la decisión urgente del presidente Lasso de regresar al Ciadi y buscar, entre otros acuerdo, el ingreso a la Alianza del Pacífico.
De este modo, limpiaremos el nombre de nuestro país tan manchado por las confiscaciones, expulsiones y arbitrariedades cometidas durante la década socialista, que además de marginarnos de la comunidad internacional, nos ha costado pérdidas millonarias por sentencias indemnizatorias derivadas de aquellos atropellos.