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Libros de arte

Todos los días, minutos antes o después de las 6 de la mañana, recibo puntualmente EL COMERCIO de esta ciudad y leo de inmediato cada uno de los grandes cuadernos y sus diversas secciones con la más completa información sobre los hechos del país y el mundo. La composición gráfica y las fotografías a todo color le sitúan, sin duda alguna, entre los diarios mejor editados en América y el planeta entero. Determinados días, particularmente los domingos, leo además los suplementos. Tampoco escapan a mi atención los anuncios publicitarios, siempre de interés, y hasta las páginas de avisos clasificados que exigen necesarias o curiosas miradas. Cuotidiano deber, la revisión exigente de necrologías y obituarios. Nos apena la noticia de cada muerte, solidarios como somos con la humanidad, y acompañamos en el dolor a los deudos, amigos o no; invocamos la misericordia de Dios para las almas que llamó a Juicio y elevamos, por cada una de ellas, silente oración. Cuando jóvenes, al rememorar la lista de los compañeros de escuela y colegio, solíamos preguntar cuántos prematuramente se habían ido, ya para siempre; ahora, cargados de años, habiendo dejado atrás la probabilidad vital de nuestros compatriotas, obligadamente inquirimos... ¿¡cuántos vamos quedando?!

Días y años pasan, es cierto; pero memoria, recuerdos y costumbres, por lo general, permanecen. Leer el diario cada mañana, es costumbre que adquirí desde niño, pues mis amados padres, sin duda para inculcarme el hábito de leer cuyas primeras lecciones me dieron antes de llevarme a la escuela, me pedían con frecuencia que les leyera las noticias, no solamente locales sino nacionales e internacionales. Por mi cuenta leía, además, tiras cómicas, incrementaba mi vocabulario con crucigramas y, después, buscaba anuncios de cine infantil los domingos, o disfrutaba leyendo las primeras secciones de literatura y artículos dedicados a historia, sobre todo en las grandes efemérides.

Qué alegría cuando, en los comienzos mismos de la recién fundada Últimas Noticias, empezó a reeditarse la ‘Historia del Reino de Quito’ del Padre Juan de Velasco. El progreso de la tecnología ha ido superando esa etapa. Hoy los periódicos distribuyen, por medio de canillitas y a suscriptores, ediciones de importantes libros de ciencia, arte y literatura que, con mecenazgo en precios, se compran de uno en uno, o en colección. En estos días, por ejemplo, EL COMERCIO ofrece diez tomos, editados por la famosa empresa Taschen, de Colonia, con reproducciones a todo color y semblanzas críticas de las más consagradas obras de Boticelli, Leonardo de Vinci, Miguel Ángel, El Greco, Velásquez, Cézanne, Monet, Renoir, Gauguin, Van Gogh, Klimt y Botero. Hace poco recibí el diario, leí el anuncio, llamé y pedí la colección. ¡Ya llegaron los 10 estupendos tomos! ¡Qué maravilla, qué alegría!