Una vez más, el diario Extra ha sido sancionado con base en la inconstitucional Ley de Comunicación. Esta vez la sanción se fundamenta en el tratamiento discriminatorio, sexista y estereotipado que el Extra da a las mujeres en la sección Lunes Sexy, en particular por una foto acompañada del título “¡Tremenda potra carajo!”.
No dudo que imágenes como la del Lunes Sexy contribuyen a la subordinación sexual, económica y social de las mujeres, lo que se agrava si su pie de foto las deshumaniza al punto de asimilarlas a un animal. Tampoco dudo que los medios juegan un rol fundamental en la eliminación de la persistente desigualdad y violencia contra las mujeres en nuestra sociedad, y que deben reflexionar sobre el derecho de las mujeres a vivir libres de toda forma de discriminación y estereotipos basados en conceptos de inferioridad.
Lo que sí pongo en tela de duda es que la circulación o no de este tipo de imágenes sea una decisión que le competa al Gobierno y que existan razones fundadas y objetivas para sancionarlas. Como no se puede impedir que alguien publique o lea lo que desee, sobre la base de que su contenido es en sí mismo inmoral, las autoridades involucradas han afirmado que no se trata de sancionar la indecencia como tal, sino las consecuencias que para las mujeres tiene la publicación de imágenes como la del Lunes Sexy. La resolución alude a que en la portada hay mujeres representadas de una manera peyorativa que las estereotipa negativamente. La decisión se presta para peligrosas arbitrariedades. Si se trata de sancionar los contenidos que tengan efectos perniciosos en la imagen de las mujeres, ¿por qué no censurar la pornografía, las obras de arte que muestran a mujeres en posiciones de sumisión, la publicidad que identifica a las mujeres como expertas en quehaceres domésticos, las canciones con letras obscenas, los programas que refuerzan el concepto de “familia tradicional”, y otras expresiones que reproducen las desigualdad de género? Cuando se empieza a sancionar, se hace difícil saber hasta dónde se puede llegar. Aceptar que se pueda sancionar a un medio con base en la lectura subjetiva que la Superintendencia de Información y Comunicación y su Consejo tienen de lo que constituye o no discriminación, es legitimar su arbitrariedad. La sanción al Extra no contribuye a eliminar la discriminación, tan sólo distrae la atención respecto de las verdaderas causas de la desigualdad. Filósofos del derecho como Rawls y Dworkin sostienen que no se puede lograr la igualdad si antes no hay libertad. Una sociedad libre se basa en que cada individuo debe decidir lo que desea ver, leer, escuchar o hacer. Negar a las mujeres la libertad de hacer lo que deseen con su cuerpo también fomenta la desigualdad. Es la sociedad -no el Gobierno- la que debería desaprobar al medio si considera que el contenido que publica es ofensivo.