Es sorprendente como las personas se encasillan en sus tendencias políticas con una severidad ilógica, con una inflexibilidad irracional, y con una necedad asnal.
Es increíble ver el sinnúmero de voces que se oponen a cualquier y todas las acciones del gobierno, simplemente porque vienen con la estampa de Correa. Pero reconózcase, el oponerse sistemáticamente es una posición política demasiado fácil; para ella no se necesita razonar. Además es muy cómoda, protege nuestro orgullo personal impidiendo que tengamos que reconocer méritos a quien reprobamos. Es una postura cobarde, perfecta para quienes no quieren verse en la situación incómoda de dar razón a sus antagonistas.
Pero seamos un poco más exigentes con nuestros juicios políticos y un poco más ambiciosos en la formación de nuestras posturas; que estas no sean productos automáticos de nuestras simpatías intestinales sino el fruto de análisis. Además esforcémonos un poco y evitemos rasgarnos las vestiduras con las primeras conclusiones fáciles.
Exempli gratia, Correa ataca a los medios de comunicación, Correa concede asilo a un icono de la libertad de expresión, conclusión: “¡Ahhhhg la hipocresía; ahhgg como se burlan de nosotros!…”, etc. Ok, propongo la aventura, inusual en nuestro país, de analizar un poco más allá de lo evidente.
¿Se han preguntado ustedes lo tremendamente beneficioso que es que el gobierno actual intente convertirse en defensor de la libertad de expresión? Si acogemos a Assange, ¿pueden imaginar el escrutinio agudo que internacionalmente se le pondrá a nuestro gobierno para que sea justo con la prensa? ¿Se imaginan la legitimidad que tendría el periodismo investigativo entonces? … Si queremos libertad de expresión en el Ecuador, entonces no seamos tan memos de negarle al gobierno un paso en ese sentido.
Pero más allá de ello, consideremos el hecho histórico que significa que el Ecuador sea por una – y primera – vez un bastión mundial de justicia. Esto es una primicia nacional de mucho mayor calado que cualquier logro deportivo o artístico; aquí en París, he recibido felicitaciones más significativas que si hubiésemos ganado diez mundiales, porque ellas se refieren a algo infinitamente más importante.
El Ecuador responde mundialmente ante causa justa, ¡que sueño increíble! ¡Que situación extraordinaria! Desde hace mucho tiempo que el Ecuador no realizaba nada que me enorgulleciese hasta los huesos.
Si señores, el Ecuador da, en contra de sus intereses y a pesar de la presión de grandes potencias, asilo a Assange. Sí señores, hoy me siento muy ecuatoriano, y estoy orgulloso que en nuestras pequeñas carnes tengamos el coraje de hacer lo correcto y defender lo justo. Si señores, el presidente y su gobierno han hecho lo correcto y yo apoyo ello.