Lasso tiene ahora una popularidad de apenas 20%. Y, eso tomando en cuenta la campaña de vacunaciones. Si esa política pública exitosa no hubiera ocurrido, ¿dónde estaríamos? ¿Tal vez en los niveles de Lenín Boltaire Moreno?
Lenín Boltaire terminó su mandato con una popularidad de menos del 10%. Nada misterioso. El hombre se esforzaba por gobernar mal. Y, sobre todo, no estaba preparado para el cargo de Presidente.
Pero esa crítica, se la puede formular también con el actual régimen. No era nada difícil intuir que la burbuja de las oficinas de un banco y Samborondón no era una gran universidad para saber cómo gobernar el Ecuador. Una burbuja similar a la que produciría enterrar la cabeza en la tierra, pensar que las cifras macro económicas equivalen a bienestar en el territorio, ser un avestruz de político. No haber aprendido de la democracia en una universidad, estar desconectado de reivindicaciones clave (medio ambiente, LGBT, sector indígena, etc.), eran otros elementos que apuntaban a la misma tesis.
“Es un pésimo candidato, pero ojalá buen Presidente”, eso escuchaba el anterior año antes de las elecciones. Esas eran las esperanzas que tenía la gente (incluyéndome). Pero no eran muy lógicas; si tenía tantos problemas para convencer a la gente para ser Presidente, peor sería liderar y conseguir consensos sobre las políticas a implementar.
Pero el país necesitaba un cambio desesperado. Había que alejarse de la corrupción, el populismo y las mafias. Necesitábamos dar la espalda a las opciones políticas ridículas basadas en repartir mil dólares a todos los ecuatorianos. Ahora yo soy parte de la – numéricamente – postura política más importante del Ecuador, quienes celebraron el cambio pero tienen el corazón roto por la decepción.
Si el Gobierno sigue así, será el más correísta, pues asegurará su retorno. Muy parecido a Macri en Argentina. Y Lasso volverá a ser un político avestruz. Hundiendo su cabeza en la tierra, solo que ahora lo hará por vergüenza.