Alfredo Astorga
Lapsus brutus
El lapsus cálami -lapsus brutus en lenguaje coloquial- se ha puesto de moda. Quiere decir que su significado - equivocación por olvido, por descuido o falta de atención- está presente en nuestro cotidiano…
Ha sido invocado por los asambleístas de oposición -unes, psc y aliados- para corregir varias veces la solicitud de juicio político al Presidente. Nada menos. No han sido errores secundarios ni de forma… Impresentable muestra de ligereza, distracción, atropellamiento.
El lapsus brutus nos define como sociedad. El error por descuido o por olvido nos marca como país. Somos un lapsus brutus en movimiento anacrónico. Elegimos, por ejemplo, a legisladores que no dan la talla. Por error, por descuido y por olvido. Y nos llenamos de figuretes mediocres, voraces.
Debido al lapsus brutus constante el país vive una carnicería. Un juicio político al Presidente que lo contagia todo. Copa la atención de los actores políticos. Y aumenta el rechazo de la ciudadanía al circo del poder, a sus malabaristas y payasos. La suerte del Presidente, pende del hilo de la CC. Sería absurdo que ella -máximo tribunal de la República- reduzca su análsis a aspectos formales como aspiran algunos.
El error político por falta de atención a la realidad – lapsus recurrente- que se traduce en chantaje a la sociedad con movilizaciones violentas desconoce los daños de la experiencia y detona toda sensatez. Claro, desde sus impulsores se valora como complemento ideal a la estrategia de los hambrientos diputados para reventar al Presidente. La Asamblea y las calles en armonía.
El Ejecutivo colecciona lapsus brutus. Cada declaración revela descuido, desatención del contexto y la cultura. Pase lo que pase en el juicio es imperativo que se esclarezcan las denuncias de corrupción y vínculos con el narco. Asamblea y Ejecutivo deben informar con nitidez los alcances de las acusaciones y la red de implicados, sin esconder a nadie. Hay que cerrar la herida. Nos conviene a todos. Evitemos otro lapsus brutus político.