La estrategia es un todo casi invariable respecto al objetivo final. Puede cambiarse por hechos impredecibles que surgen intempestivamente de la coyuntura. La táctica es diferente, pues su naturaleza es variable y acomodaticia.
Por eso la versión de una posible amnistía a favor del ex canciller Ricardo Patiño puede abarcar dos hechos. El primero sería recuperar el espacio nacional a favor del correísmo y el segundo, ser un elemento aglutinador en momentos cruciales de la campaña electoral regional.
La amnistía es un procedimiento exclusivamente legislativo y por ende su naturaleza es política; es decir, negociable por lo que de lograrse es producto de un acuerdo de fuerzas legislativas diferentes y, en algunos casos hasta contrarias. Generalmente el proceso tiene un escenario popular muy amplio y beneficia a un conjunto más que un individuo; en el caso ecuatoriano, se recuerda la amnistía que se concedió a los que se sublevaron en la base de Taura contra el presidente Febres Cordero.
En el caso del ex canciller resulta peculiar pues no existe firme un proceso que lo impute judicialmente; es verdad que en el caso de la valija que fue incautada en Italia tuvo conocimiento y hasta tolerancia, pero nunca prosperó ninguna causa. Por eso, mayor expectativa produce su presencia en estos momentos de proximidad electoral, donde estamos próximos a las elecciones regionales, sin dejar de mirar las futuras presidenciales. Debe añadirse en la actual coyuntura la difícil situación del Gobierno frente al “Caso Encuentro”.
Entre los últimos efectos de esta estrategia, que también puede ser una táctica, la gran incógnita la tiene el PSC. A este sector le es difícil sumarse, pues podría interpretarse como un prematuro contubernio para una candidatura presidencial.
El movimiento correísta juega a las sorpresas como sucedió en la elección presidencial, donde que alcanzó una ventaja del 12 % que fue descontada en la segunda vuelta. El pueblo ecuatoriano debe acostumbrarse que el juego nacional favorito es la rayuela.