El presidente del Perú, Pedro Pablo, Kuczynski, PPK, dio su informe a la Nación al cumplir su primer año.
El Presidente, que no es un gran orador apeló a su tono de empresario eficiente y, por momentos, a conmover al auditorio. PPK se disculpó por subestimar el esfuerzo titánico de restablecer el crecimiento. Varios analistas y asesores de imagen discrepan en los efectos de la disculpa.
Unos potencian la franqueza, otros piensan que es dar argumentos a la oposición.
Recuperar el crecimiento económico del 3% no es tarea fácil y más si se mira el entorno del continente golpeado por la pérdida de credibilidad de sus líderes y los casos de corrupción sistémica que son una pandemia.
Es verdad que PPK tiene personalidad y el talante de su discurso ya es asumido y entendido por los peruanos sin mayores sobresaltos. Se valora también, según los medios de prensa peruanos consultados, el acercamiento a Fuerza Perú.
El encuentro con Keiko Fujimori, su contendiente en las presidenciales de hace un año y cuyo bloque parlamentario es mayoritario en el Congreso, es una apuesta por la gobernabilidad.
Reconocer esa realidad política es una necesidad y no intentar con necedad derrumbar el muro, hay que penetrarlo con otro tipo de estrategias y ya se verá si la astucia presidencial descubre esos resquicios.
Por ahora el Gobierno y la principal fuerza de oposición han consensuado en proyectos de ley que serán la hoja de ruta del Gobierno en el segundo año de mandato. Facilitar las expropiaciones para las mega obras (Metro de Lima y aeropuerto), la selección de los magistrados del Consejo de Justicia, luchar contra la insuficiencia de trabajo y su precariedad (cada año se requieren 300 000 nuevas plazas) y un acuerdo para manejar el delicado tema del transporte urbano de Lima y El Callao, la zona poblada más potente y concentrada del Perú. Y un tema clave, agua para todos y el tratamiento de aguas servidas.