Ha leído reproducida la expresión “impunidad nomás”, invirtiendo el nombre –y su sentido- del Fideicomiso establecido por orden del presidente Correa con los activos de la banca cerrada desde la crisis de fines del siglo XX, “No más impunidad…”, que administra Pedro Delgado.
El sentido de “No más impunidad…” es que nunca más haya impunidad. En cambio “impunidad nomás” es todo lo contrario. El Presidente argumenta que, para que no haya impunidad, deben pronunciarse la Comisión de Fiscalización de la Asamblea y la Función Judicial.
Para que no haya impunidad lo que se requiere es que haya transparencia de decisiones y acciones y de documentos –en el caso puntual de lo actuado en Cofiec y su entorno-, no expedientes o procesos para echar tierra, o encubrir situaciones. Los pronunciamientos y sentencias que solo evidencien expresiones de sometimiento ante el poder o ante intereses creados agravan las cosas y no solucionan las denuncias, de hecho agravan la impunidad.
En el caso Duzac – Cofiec, los correos que circulan profusamente, los documentos, las actas y grabaciones deben hacerse públicos -no para darles la razón a los denunciantes, sino para que la ciudadanía en general pueda aproximarse a la verdad-. Y si son falsedades, que se lo precise.
Las apreciaciones y los juicios de valor solo son eso, nunca sustituyen a los hechos, correos, actas o grabaciones. Es un hecho indiscutible que aun lo reservado, una vez que circula deja de ser reservado. El caso “ Wikileaks” es lo más demostrativo. En lo específico del caso Duzac – Cofiec, “las corazas” que el Gobierno fabrica, para intentar darle la vuelta al tema, se despedazan cuando son insostenibles.
La nota dirigida por Fernando Alvarado, como secretario de Comunicación de la Presidencia al diario El País de España, el 1 de octubre del 2012, asegurando que el crédito a Duzac cumplió todos los requerimientos en lo económico, financiero, técnico y administrativo, sin riesgo alguno para Cofiec, porque tenía “cash colateral” -depósito en dinero que lo respalde- fue una falsedad. ¿De él?, no creo, así se lo dijeron y él lo repitió.
¿Por qué falsedad?, porque lo conocido en el caso evidencia, sin lugar a dudas, un proceso de crédito fraudulento en que alguien -o algunos-, con mucho poder, desde el inicio hasta el desembolso lo impulsó. Los infelices funcionarios operativos que podrían ser procesados penalmente lo merecen por su obsecuencia. El “cash colateral” que menciona F. Alvarado nunca existió. Habría un arreglo doloso para hacer aparecer unas inversiones de Seguros Rocafuerte, parte de su reserva técnica, como caución por Duzac ante Cofiec. ¿Por qué doloso?, porque había un convenio reservado entre Cofiec y Seguros Rocafuerte que invalidaba la caución, que, además, de haberse dado habría sido ilegal e ilícita.