‘Unos candidatos han gozado de una enorme cantidad de recursos económicos”, dijo Alberto Acosta la semana pasada. Otros políticos y comentaristas alegaron lo mismo a lo largo de la campaña. Pero, ¿cuánto influye la plata en los resultados electorales?
El investigador Steven Levitt de la Universidad de Chicago ha identificado que, manteniendo otros factores constantes, el gasto en campañas electorales casi no influye en los resultados de las elecciones. Él encontró que cuando un candidato determinado duplica su gasto electoral, sólo capta 1% más de los votos. Lo mismo ocurre cuando lo reduce a la mitad: pierde apenas 1% del apoyo popular.
Pero, entonces por qué los candidatos ganadores suelen también tener los mayores presupuestos electorales. Levitt explica que relación no implica causalidad. Por ejemplo, cuando la gente anda con paraguas resulta que también llueve, pero eso no significa que los paraguas causan la lluvia. De la misma manera, que el gasto en campaña y el resultado electoral estén relacionados no significa que el dinero sea la causa del triunfo.
Lo que pasa es que el buen candidato atrae más votos y también más dinero para su campaña. Es decir, la causa de la alta votación y del elevado presupuesto electoral es la misma: el carisma del candidato y el respaldo que genera su propuesta. Es semejante a lo que le sucede a un tipo encantador: se consigue una mujer simpática y, además, un buen trabajo. Aunque el billete siempre ayuda, sería incorrecto afirmar que el hombre anda con esa mujer gracias a su chequera.
Si usted hubiera realizado una donación en esta campaña, ¿a quién la habría hecho? ¿A un candidato con un discurso discriminador, que confunde la presidencia de la República con la tarea de disciplinar a la sociedad? ¿A un candidato que defiende apasionadamente una Constitución hiperpresidencialista y que habla de más democracia cuando apoyó arbitrariedades del Régimen y sus aliados actuales han sido garroteros intolerantes? ¿Al eterno perdedor, que eligió a su esposa como candidata a la vicepresidencia? ¿O al joven candidato de morado, cuya oratoria compite con la del eterno perdedor?
La razón por la cual estos candidatos no obtuvieron muchos votos es la misma por la que no obtuvieron mucho dinero. Y si es que hubieran tenido un presupuesto significativamente mayor, habría sido improbable que convenzan a muchos más electores. Sólo hay que ver a Noboa.
Correa, por su parte, siempre ha sido un buen candidato. Ha recibido hartos votos y harta plata desde su primera elección, en la que aparentemente hasta Lasso aportó. A eso hay que sumar, en esta ocasión, los efectos en la popularidad de los seis años de administración del auge petrolero. De ahí que haya sido una tontería de su parte abusar de los recursos del Estado en esta campaña. Igual habría ganado, y sin manchar en vano su honra impoluta.