Revisando una de las obras magistrales escritas por Milton Friedman y Anna Schwarz sobre la historia monetaria de los Estados Unidos en el período 1867-1960, me centré en el capítulo dedicado al análisis de la gran depresión de los años 1930. Con el pasar de los años, para ser precisos, 78 años después de la gran contracción, se produjo una profunda recesión a nivel global que todavía va dejando las huellas de su paso por las principales economías del mundo. En esta ocasión, el economista Paul Krugman, escribió un libro para analizar los orígenes de la crisis, sus consecuencias y posibles soluciones, y lo tituló: ‘El Regreso a la Economía de la Depresión del 2008’. En el libro de Friedman, pionero de la escuela monetarista, el autor realiza una severa crítica al manejo económico y financiero de la crisis. Hay que recordar que en aquella época primaban los principios de la economía clásica, ya que recién en el mes de febrero del año 1936, el economista inglés John Maynard Keynes publicó su tratado titulado: ‘Teoría General del empleo, interés y dinero’, en donde cuestionó los principios que mantenían los economistas clásicos en el sentido que una economía de mercado tiende a recuperar el pleno empleo por sí sola ante choques temporales. Friedman, centra su crítica en la forma en que los economistas de la época manejaron la crisis, en especial al dejar caer el medio circulante en plena crisis, junto con la obstinación del presidente Hoover de mantener a toda costa un presupuesto equilibrado. Si los Estados Unidos, mantiene Friedman, hubieran salido del patrón oro que le imponía una camisa de fuerza para manejar la liquidez interna, y a su vez se hubiera respaldado a las instituciones financieras, poniendo a trabajar a los mercados financieros, la gran depresión se hubiera convertido en una recesión como las tantas que ha vivido los Estados Unidos. El mensaje de Friedman es que el dinero sí importa cuando se trata de estimular el crecimiento y el empleo. Por el otro lado, Krugman coincide con el análisis de Friedman con relación al estímulo monetario necesario para atenuar las crisis, y agrega a su vez que en la crisis actual, más allá de una política monetaria expansiva se necesita de un estímulo fiscal como recomendaba Keynes. Cuando la economía cae en la trampa de la liquidez la utilización de las tasas de interés para estimular la economía es inefectiva, por lo cual se necesita expandir el balance del Banco Central, como lo está haciendo el Presidente de la Reserva Federal, una política de relajamiento cuantitativo. En la coyuntura actual, es refrescante leer libros de historia económica para evitar errores del pasado e implementar políticas que eviten la profundización de las crisis.