Pocas veces había escuchado a alguien llorar así, las lágrimas no le salían de los ojos, sino inconsolablemente del fondo de su almadesesperada. Quien lloraba, era Daniela, venezolana honesta y trabajadora, que había llegado huyendo de la pobreza su país, y una vez ya estabilizada en Ecuador, se enteró que su expareja se había llevado, sin su autorización, a su pequeño hijo rumbo a USAen busca de mejores días. Escuchar su desolador llanto y conocer su historia, me conmovió. Pocosdías después de enterarse de aquello, con unamochila llena de lo básico y 900 dólares, partió con el propósito de encontrar a su hijo y de lograrlo, darse una nueva oportunidad de progresar. Llegó primero a Colombia, en bus; sin saber realmente la prueba de fuego que le depararía el cruzar la selva del Darién; la cual es, una muy peligrosa zona selvática, ubicada entre Colombia y Panamá, la misma que es atravesada a pie por miles deinmigrantes, mayormente venezolanos. Al adentrarse en ella, existe el latente riesgo de las mujeres de ser violadas; y, de los caminantes, algunos cargando niños, ser asaltados, extorsionados e incluso morir en el intento. No es difícil en el trayecto, escuchar de desaparecidos, así como encontrarse con rendidos cadáveres enterrados en la maleza. Ya en Centro-América, con los pieshinchados, el cuerpo adolorido y abatido, cargando a cuesta la indiferencia de la gente y la escasez en los bolsillos, pero con el espíritu fortalecido por supropósito, Daniela continúo su camino rumbo al norte, amén de abusos de policías y de personas, que hacen negocio aprovechándose miserablemente de las necesidades de los inmigrantes; por ejemplo,existen quienes cobran hasta el 30%, por “prestar su nombre” a efectos de facilitar la recepción de las pequeñas transferencias de dinero, que con esfuerzo les hacen en socorro los familiares y amigos de losindocumentados. Al cabo de 45 días, en los que las gotas de sudor se confundieron con las lágrimas del corazón, logró llegar a la frontera norte de México, pasando el muro y entregándose voluntariamente a las autoridades norteamericanas. Pasó retenida e incomunicada por 2 semanas aproximadamente, para luego ser deportada a la frontera sur de México que colinda con Guatemala. Pero, su espíritu y decisión no fueron derribados, volviendo Daniela a intentarlo, llegando a Monterrey; pero, ahora pidiendo una cita a fin de cruzar formalmente la frontera. La suerte y la providencia estuvo a favor de la joven y bonita mujer, que luego de esperarsemanas, mientras trabajaba vendiendo frutas y alquilando una modesta habitación, fue notificada que tendría la cita en Tijuana. Estas líneas buscan ver desde una perspectiva humana y diferente a la migración; ya que, estas personas vistas con recelo,frente a tan difíciles circunstancias, en vez de tomar el camino de la “vida fácil” o de la delincuencia, escogen la caminata de la fe acompañada del esfuerzo extremo tras el sueño americano que se vuelve pesadilla al atravesar el Darién. Al momento,Daniela ya habría pasado la frontera y estará felizmente abrazando a su pequeño hijo, siendo un ejemplo de valor, dignidad y determinación. Así, los inmigrantes se vuelven una suerte de héroes sin capas, de héroes anónimos, yo les llamo “Héroes de la Libertad”…