Katerinne Orquera

La función del mito

Joseph Campbell, el más importante estudioso de mitología comparada del siglo XX, quien basó su trabajo en la teoría de Carl Gustav Jung sobre la interpretación de los sueños, consideraba a la mitología como la comprensión del mundo en su expresión simbólica: un mapa interior de la experiencia humana, que no permaneceestático sino que se transforma con el tiempo, para reflejar sus necesidades.

Ya a principios de los años noventa, en ‘El poder del mito’ aseguraba que el horror más temible de la existencia se encontraba en Oriente Medio, donde las tres grandes religiones occidentales: el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, que le dan diversos nombres al mismo Dios bíblico, no podían encontrar un acuerdo porque se habían quedado atrapadas en la metáfora, sin lograr encontrar la referencia. 

Cada una de estas comunidades religiosas, decía Campbell, se considera a sí misma el grupo elegido y cree tener a Dios de su parte, mostrando cómo en la actual aldea global los grupos particulares pelean a muerte por sus creencias, sin entender que todos somos parte del mismo planeta.

De ahí la importancia de comprender las cuatro funciones del mito: la mística, que permite admitir lo maravilloso del universo; la cosmológica, relacionada con la ciencia, que hace patente el misterio; la sociológica, que valida el orden social; y la pedagógica, que enseñanza a vivir las diversas circunstancias de la existencia; y es en esta última en la que todos deberíamos estar interesados, decía el autor.

Campbell planteaba que el único mito en que vale la pena pensar en el futuro inmediato es el de un solo planeta, que permita acceder a un nuevo sueño social sobre el ser en la infancia, la madurez y la muerte, la forma en que el individuo se relaciona con la sociedad y la manera en que la humanidad se vincula con la naturaleza y el cosmos. Quizás este momento sea el más apropiado, si consideramos que en el mito es del fondo del abismo de donde surge la voz de la salvación.

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