Francisco Rosales Ramos
Fanatismo
No ha habido peor azote a la humanidad que el fanatismo. Las más sangrientas guerras y los peores sufrimientos de la especie humana han sido consecuencia de los fanáticos políticos y religiosos. El brutal conflicto Israel-Hamás es parte de esa realidad.
Hamás, el grupo radical de la nación palestina, tiene como único propósito destruir al estado de Israel y es parte del radicalismo musulmán que se propone dominar a occidente. Mantienen sus usos y costumbres, no se acoplan a la sociedad que los recibe. Al grito de guerra Allahu akbar (Alá es grande) estallan artefactos incendiarios, asesinan a quienes consideran contrarios a sus creencia, y siembran el terror en cualquier país de Occidente. Han captado posiciones políticas importantes en países desarrollados, entre ellas las alcaldías de París y Londres. La población musulmana crece a ritmo acelerado, mientras la de los paísesreceptores está estancada. Sería parte de supropósito de controlar Occidente.
Por su parte, el radicalismo sionista no está lejos de lo descrito en el párrafo anterior. Los judíos ultraortodoxos se consideran el pueblo elegido por Dios, llamado a dirigir el mundo. Creen en la violencia para lograr sus objetivos. Tampoco se integran a las sociedades que los reciben, y pueden llegar al asesinato de sus oponentes. El actual gobierno de Israel, presidido por Netanyahu, está integrado también por sectores de extrema derecha que imponen actitudes radicalesque el primer ministro ha dado paso paramantenerse en el poder.
Ahora bien, Hamás debió prever que su incursión en territorio israelí el 7 de octubre, donde asesinó a 1.400 personas y tomó 242 rehenes, provocaríauna reacción feroz del ejército de ese país, uno de los mejor preparados del mundo. Además, Netanyahu y sus generales están convencidos de que mientras no eliminen el poder militar de Hamás será imposible la convivencia pacífica de las dos naciones.
Es execrable ver niños, mujeres y ancianos muertos en esta guerra infame y brutal. Y es frustrante saber que tras los enfrentados están los intereses políticos y económicos de las grandes potencias mundiales.