El Fondo Monetario Internacional está haciendo cosas bastante exóticas. Pero en general son buenas. Algunos de los temas ligados con el Acuerdo vigente van en esa línea y deberían apoyarse.
Entre otros temas, dos puntos a los que se comprometió el Ecuador en el Acuerdo negociado en agosto fue aprobar varias reformas penales y aumentar el número de receptores del Bono de Desarrollo Humano, BDH. Y como en todo acuerdo hay compromisos de ambos lados, si el Ecuador cumple con lo primero, el Fondo le desembolsará USD 2.000 millones en este diciembre y si cumple lo segundo (y algunas cosas más), nos desembolsarán otros USD 1.000 en abril.
No es usual que en un acuerdo con el Fondo Monetario esté el compromiso de hacer reformas penales, en realidad, es casi exótico, pero la verdad es que las reformas suenan bastante sensatas y el Ecuador debería hacerlas incluso si no hubiera el compromiso con el FMI.
Además, eso es lo único que nos falta para cumplir con todo lo previsto en el Acuerdo para recibir esos USD 2.000 que tanto necesita el gobierno par cerrar el año sin muchos atrasos. En otras palabras, si no se aprueban las reformas, el gobierno terminaría el 2020 con una caja fiscal vacía y un montón de cuentas sin pagarse.
Entre lo propuesto está la creación de la figura penal de la “elusión de procedimientos de contratación pública”, o sea, de buscar subterfugios que parecen legales para saltarse los trámites al momento de hacer una compra pública (evitarse una licitación grande haciendo muchas compras chiquitas, por ejemplo).
También está el nuevo delito de “corrupción en el sector privado” , algo que, para sorpresa de este articulista, no existe en la legislación ecuatoriana.
Está también el compromiso de endurecer las penas si el acto de corrupción ocurre durante una emergencia, ante lo cual sólo se puede preguntar por qué no existía eso antes de la emergencia por el covid. En resumen, propuestas exóticas, sobre todo por la institución que las auspicia, pero evidentemente interesantes.
Para recibir el desembolso de abril habrá que cumplir con algunos temas económicos, sobre todo la reducción del déficit público y el aumento de las reservas del Banco Central (respaldo de la dolarización), pero también habrá que aumentar el número de receptores del BDH en casi medio millón de familias. No es tan usual que el FMI se empeñe en algo así, pero la idea es buena porque ese bono es la política social en la que una mayor proporción del gasto llega a los realmente pobres.
En las reformas penales y la ampliación del BDH, hay dos razones para hacerlo rápido y bien: son convenientes para el país y van a facilitar dos desembolsos claves para la economía.