En mis preocupaciones cotidianas y en mis artículos de opinión no quisiera olvidarme de los enfermos mentales. Desde hace mucho tiempo la vida pastoral me ha obligado a ser testigo del sufrimiento que acompaña a muchas personas y familias que, especialmente entre los humildes, tienen que vivir el drama de la enfermedad mental en soledad y sin ningún tipo de apoyo.
Muchos de los desequilibrios y patologías que las personas sufrimos se arrastran desde la niñez, agazapados en nuestra mente, tercos compañeros de nuestra vida cotidiana. Comportamientos generados por nuestro inconsciente, lo cual complica las cosas todavía más. El enfermo mental está muy lejos de controlar y conducir su propia vida.
Resulta dramático el papel que en este tema juegan las familias. Por un lado, está la incapacidad y la ignorancia técnica para acompañar y tratar al enfermo. Por otra, como un ácido que todo lo corroe, está el sufrimiento vivido las más de las veces en la clandestinidad de la vida familiar, a medio camino entre el dolor y el desconcierto. No sólo el enfermo, también la familia queda encapsulada en su propia tragedia.
Dependientes de una salud pública tan limitada y limitante, el tema de los enfermos mentales (pienso en el mundo agrario e indígena y en los grandes cinturones suburbanos de nuestras grandes ciudades), es la cenicienta, el último vagón de la salud pública. Resulta difícil afrontar el tema desde una dimensión social cuando vivimos en una sociedad tan vulnerable. No sólo es un tema del ministerio de salud o del gobierno de turno, sino algo que nos afecta a todos. Los que pueden, es decir, los que disponen de una buena economía, podrán hacer frente al problema. Para los pobres se trata de algo simplemente imposible. Corresponde a la medicina pública afrontar lo que para la mayoría es inasequible. La salud siempre será el termómetro de la justicia social.
En fin, rezo por la salud mental, por tantas necesidades que nos envuelven, no para que Dios actúe con su varita mágica, sino para que nos comprometa a todos en la búsqueda del bien común.