El petróleo ecuatoriano se está vendiendo a un precio menor al que el mercado estaba dispuesto a pagar. Esa es la primera conclusión que dejó la licitación de 2,16 millones de barriles de crudo Oriente en el mercado ‘spot’, realizada la semana pasada por Petroecuador.
La licitación es una herramienta que genera competencia y permite transparentar los precios. Sin embargo, se convirtió en una palabra casi prohibida durante la última década, cuando la adjudicación directa de contratos fue política de Estado.
El Gobierno anterior adjudicó contratos directamente, sin ningún concurso. Decidió con qué empresas negociar y, en medio de un secretismo, estableció el diferencial o castigo que debía tener el crudo ecuatoriano en los contratos a largo plazo, principalmente con empresas chinas.
Entre el 2014 y julio del presente año, el castigo que se aplicó al precio del crudo Oriente ecuatoriano osciló entre USD 5 y 7 por barril. Nadie se enteró si ese diferencial respondía a factores de mercado.
La licitación de la semana pasada dejó al descubierto que las empresas comercializadoras o ‘traders’ estaban dispuestas a pagar más de USD 4 por el crudo ecuatoriano.
Petroecuador vendió el mes pasado el crudo Oriente en USD 44 por barril, mientras el crudo marcador, el West Texas Intermediate (WTI) se cotizó en USD 48.
Con la licitación de la semana pasada, la empresa ganadora pagará por el crudo Oriente USD 0,51 más que el WTI. Si las cotizaciones se mantuviesen, eso significaría que Petroecuador recibirá USD 48,51 por cada barril del cargamento que salió a licitación.
Y hay que considerar que el volumen que sacó a licitación Petroecuador fue muy pequeño y se entregará en apenas tres meses. Un contrato a más largo plazo y de mayor volumen, como son los contratos con empresas chinas, resulta más atractivo para cualquier compañía, lo que supondría un premio mayor.
La falta de licitación en la venta de petróleo fue como vender el petróleo a ciegas.