Con la muerte cruzada no hay asamblea y muchos se preguntan si ésta es necesaria. La Corte Constitucional puede decidir si los proyectos del ejecutivo son constitucionales. El gobierno se siente más ligero y sin la presión de la asamblea. Pareciera todo más fluido y sin mucha controversia política.
Evidentemente, la pregunta inmediata es quién haría más leyes y quién se encargaría del control del ejecutivo y de otros órganos. Podría ser la ciudadanía, las asociaciones, las universidades, las que podrían presentar leyes. Quién les escogería y les haría obligatorios? Podría ser mediante consulta popular a un determinado grupo de leyes que pasen un primer filtro. De esta manera, sería directamente la población quién decida su destino y no los partidos, que en la mayoría de los casos sirven a intereses personales y grupales.
En fin, se podrían buscar distintos mecanismos. Lo importante ahora es comprender que el sistema actual no puede ser el único ni es el mejor. Esto nos debe llevar a la discusión si hay otras posibilidades de funcionamiento. Está claro que este sistema está en crisis en todo el mundo. Al menos todo el planeta está cansado de la política como tal. Por el tipo de política que se ha creado a través del sistema de partidos que parten o dividen al pueblo como tal, antes que sectoriza en clases sociales. Y hoy se ve más claro que son sectas o mafias que se disputan el botín del estado.
Hay otros sistemas antiguos de fuera de occidente que han sido muy provechosos. Pongamos de ejemplo al sistema Inca, que admiraron los propios cronistas europeos. De lo cual se han escrito varios libros. Lograron crear un modelo, que sin ser perfecto fue espléndido, y con grandes resultados. Ahí hay un referente o una guía que sirve para buscar algo diferente.
La humanidad en toda su existencia ha pasado por varios modelos y nuestra generación no puede seguir repitiendo los mismos errores. La crisis climática y social nos exige un cambio radical.