El punto 6 de las demandas de la Conaie no es concreto. No está el restablecimiento de la autonomía de la EIB conforme a la Ley 150 de 1992. Esa Ley de apenas 4 artículos y una disposición final protegía a la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe (Dineib), creada en 1988. La Dineib podía crear establecimientos educativos, designar docentes, organizar direcciones de educación por nacionalidades, los institutos superiores pedagógicos para formar docentes, publicar materiales en lenguas, etc. Las autoridades se elegían por concurso.
La creación de la Dineib motivó la reacción violenta en 1989, de sectores políticos y de gremios como la UNE, exigiendo su derogatoria. Impedían el ingreso a docentes indígenas a las escuelas. La UNE secuestró al Director de la Dineib. El principal argumento era: “Unos ignorantes no pueden educar a otros ignorantes”. La respuesta de las comunidades fue marchas pacíficas multitudinarias en todas las provincias en defensa de la EIB. El director de la Dineib convocó a una gran marcha nacional el 12 de octubre de 1989 en Quito. Este fue el punto de partida para el levantamiento de junio de 1990. La EIB generó, no solo consciencia lingüístico cultural, sino unidad en las nacionalidades, de forma pacífica.
Los gobiernos de derecha intentaron eliminar ese derecho, pero sabíamos cómo defendernos. Fue un gobierno neocolonial de la pseudo izquierda el que en febrero de 2009, violó la ley 150 de 1990 y con decreto 1 585 sometió la Dineib al ministro Raúl Vallejo y Ariruma Kowi. Puse una demanda en la Corte Constitucional. Hubo el silencio de la mayoría de académicos coloniales. El decreto 1 585 fue legitimado por la LOEI en 2011. El decreto 445 de 2018 tampoco devolvió la autonomía a la EIB. La reforma a la LOEI de 2021, mezcló a la EIB con la etnoeducación, como una estrategia para debilitarla. No esperamos nada de la Asamblea Nacional ni de los indígenas arribistas que buscan candidaturas sin tener un plan concreto de desarrollo. El camino de resistencia está claro. Serán docentes, niños y jóvenes quienes, con trabajo en el aula, defenderán a la EIB.