El mal ya está hecho. Representantes de la industria turística de Esmeraldas señalan que las reservaciones para el último feriado alcanzaron apenas el 5%. Ello, con la afectación no solo a hoteleros, pescadores, dueños de restaurantes y comerciantes playeros, sino a todo el entramado económico de la zona.
El mal ya está hecho y se extiende a otras áreas del país pues, aunque se estima que las cosas fueron algo mejor en zonas como Manabí, Santa Elena, Guayas o Azuay, sin duda la realidad no se acerca a las expectativas que tenía el sector turístico.
Y las previsiones en el corto plazo no son mejores tras la ola de violencia desatada la anterior semana por bandas criminales. A menos que se tomen acciones para corregir la situación. Los estados de excepción establecidos en tres provincias son apenas el primer paso; con 10 medidas de este tipo decretadas desde 2021 por dos gobiernos, el avance en seguridad es irrisorio.
La reubicación de internos de las cárceles es otro paso necesario; tanto que la reacción del narcotráfico obedece al rechazo de los privados de la libertad a que se les reubique por temor a perder el control que actualmente tienen en ellas. Sin embargo, no se logrará nada si tras la medida, el Estado no asume el control de los centros penitenciarios pues, entonces, simplemente aparecerán nuevos líderes y el problema se repetirá.
Pero la cosa va más allá. El Estado también debe retomar el control de las calles y poblaciones, pero no únicamente con presencia militar y policial, lo cual claro que es necesario, por el momento. La presencia estatal también debe sentirse de inmediato en la zona de frontera a través de planes de saneamiento, salud, educación e inversión para generar empleo. Y esto no debe ser momentáneo, sino permanente, para evitar que esas áreas se conviertan en corredores para el paso de droga.
Y debe sentirse, también, en los barrios marginados de Esmeraldas, Guayas, Santo Domingo y Los Ríos, que son caldo de cultivo para el ingreso a las bandas de traficantes de droga y sicarios. La situación de inseguridad no da para pensar en ahorros.