La Pro forma presupuestaria para el 2011 ya fue aprobada por la Asamblea Nacional con recomendaciones formales; en los aspectos esenciales, se recogió todo el planteamiento del Ejecutivo y se desestimaron las advertencias de otros sectores.
Una de las principales es que el nivel de gasto es insostenible en el mediano plazo. El Gobierno puede replicar que hasta ahora le ha ido bien. Esto debido a los precios altos del petróleo (en el 2011 no se esperan cambios), al uso de los fondos y ahorros internos, a la posibilidad de comprometer la exportación de crudo, entre otros arbitrios.
Pero también es cierto que al Gobierno le tocará recurrir a otras fuentes de financiamiento interno y externo para superar el déficit de cerca de USD 5 000 millones contemplado en la Pro forma, y para honrar los compromisos crediticios adquiridos con anticipación.
El modo en que se ejecute el presupuesto del Estado es crucial, pues significa alrededor del 40 por ciento de los USD 60 000 millones del Producto Interno Bruto nacional. Esto quiere decir que a la economía le afectará lo que haga o deje de hacer el Gobierno, tanto en relación a los gastos como a la inversión.
Sobre el último aspecto, el Estado no es muy eficiente, no solo por aspectos burocráticos sino porque depende del flujo de financiamiento. Este año, por ejemplo, se previó un crecimiento cercano al 7 por ciento, pero al medio año la meta fue ajustada al 3,7, por el retraso en los desembolsos.
Otro tema que se deberá tomar muy en cuenta es el creciente déficit entre importaciones y exportaciones: no solo se mantiene la tendencia negativa sino que esta aumentó y superó los USD 1 000 millones. En ese campo persiste la falta de políticas claras para fomentar las exportaciones.