Impuestos. Una nueva fuente de ingresos para el Fisco en el país en años de vacas flacas. La herencia y la plusvalía son temas polémicos.
Desde la óptica presidencial se trata de un principio de equidad. Al tiempo de insistir en que su Gobierno no es estatista, Rafael Correa anunció que se establecerá una nueva base imponible para gravar a más contribuyentes con el impuesto a la herencia.
Actualmente esa cifra bordea los USD 70 000. Por encima de ese rubro se pagan impuestos. Pero el Gobierno piensa que aquellas herencias que superen los 100 salarios básicos unificados deben pagar tributos. Hablamos de USD 35 400.
Está claro que un patrimonio tan magro no es, ni mucho menos, privilegio de las clases que ocupan los quintiles superiores de la población. Es quizá un patrimonio que se hereda de familias de clase media, al menos. Entonces la redistribución no funciona. Debe revisarse la cifra con argumentos técnicos.
El aumento de la plusvalía es un anhelo del Régimen desde hace tiempo. Se argumenta que la inversión estatal en obra pública aumenta el valor de las propiedades. Claro, tanto como la inversión privada en proyectos de construcción.
Se olvida que sobre los bienes inmuebles ya se pagan impuestos municipales y también tasas por obras públicas, que a la vez son financiadas por los impuestos que cancelan los ciudadanos.
Gravar la plusvalía sería dar recursos al Fisco extrayéndolos del bolsillo de las personas o empresas. Generaría menos liquidez y menos estímulos para la gente.