Mataje fue el lugar elegido por el Gobierno ecuatoriano para un gabinete de seguridad. Hace dos años, ataques terroristas y el secuestro de un equipo de EL COMERCIO en ese lugar habitado sacudieron al país.
Dos años después de los hechos dolorosos, cuando murieron uniformados ecuatorianos y el grupo periodístico de esta casa editorial fue capturado en plena calle de Mataje y llevado a Colombia, las cosas han cambiado apenas.
El presidente Lenín Moreno criticó que su antecesor haya construido una costosa infraestructura a una zona donde no había vías ni razón de tener una carretera y un puente.
Colombia ha terminado la carretera, el puente estará habilitado, pero su utilidad seguirá cuestionada.
Por seguridad, nuestras autoridades permiten el paso solo a peatones. Nada de vehículos, nada de mercadería, víveres, maderas y, por su puesto nada de armas, explosivos, municiones o droga. El paso a personas se puede hacer de 06:00 a 18:00.
Al otro lado de la frontera operan pequeñas mototaxis. No hay poblado alguno, el más próximo está a diez minutos de camino y el primer lugar con fuerzas del orden colombianas es Palo Seco, a 45 minutos del puente.
Tumaco es una de las zonas más peligrosas de Colombia. Es en el departamento de Nariño y se tiene por un sitio propicio para grandes cultivos de droga. Varios grupos armados ilegales tienen plantaciones y ‘cocinas’, como se conoce a los laboratorios.
Fuerzas de los carteles, guerrilleros del ELN, exparamilitares y exinsurgentes disidentes de las FARC dominan estas operaciones.
El Ecuador vigila y emplea recursos para que no vuelvan a ocurrir sucesos violentos. Es la opinión de los ecuatorianos y de su Gobierno, que Colombia debiera tener control de la zona fronteriza.
Por ahora la institucionalidad colombiana se siente ausente. Ecuador busca un compromiso de vigilancia permanente, a la vista, disuasiva, de las fuerzas del país del norte. Es importante como señal de que el Estado está allí y no consiente operaciones ilegales. Seguimos esperando.