Se pide a la gente que se transporte en los medios masivos como el Trole, la Ecovía y el sistema de buses para aliviar la contaminación y el tráfico. Pero no son capaces de garantizar la seguridad.
Nuestra reportería ha pasado revista a la situación que agobia a los usuarios del sistema de transporte público. También ha registrado los casos que circundan los extramuros de escuelas, colegios y universidades. Antes, mostramos la situación de indefensión de los ciudadanos en los parques. La delincuencia se toma las calles y los buses y opera a plena luz del día y con total impunidad. Las cámaras de los servicios públicos registran los casos, pero los delincuentes siguen en su accionar.
En el Trole y la Ecovía se han identificado a ocho bandas delincuenciales que se reparten, al puro estilo de las mafias organizadas, distintos lugares geográficos.
Los tipos de distracción más comunes para desviar la atención son simular enfermedades o discapacidad, dejar caer lentes al piso, enviar a niños-señuelos para vender golosinas, y hasta mujeres que lucen prendas insinuantes que atraigan la vista, mientras se producen los robos. Los datos oficiales de la propia oficina de Seguridad del Trolebús reportan hasta 20 casos diarios. Además hay paradas “preferidas” por los hampones por su congestión. En el Trole: Quitumbe, Cumandá, Plaza del Teatro, Alameda, El Ejido, Mariscal Sucre, Santa Clara, Colón, Cuero y Caicedo y la Y. En la Ecovía actúan en La Marín, Galo Plaza, Manuela Cañizares, Orellana, La Paz y Bellavista.
En las afueras de colegios y universidades también atracan y venden droga. Sorprenden a los desprevenidos estudiantes, les arrancan teléfonos, computadoras, billeteras.
Hace falta una acción conjunta de Policía, Municipio y ciudadanía para superar este agudo problema cotidiano.