El acto principal de la visita del Presidente chino Xi Jinping fue, sin duda, el encendido a distancia de la planta hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair.
La obra supuso una inversión de USD 2 245 millones, más grande que las recientes de infraestructura, como el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), cubierto con recursos privados.
El costo de Coca-Codo Sinclair fue asumido con deuda contraída con la República Popular China.
La construcción estuvo a cargo de empresas de ese país. La negociación con China llegó luego de la fallida operación con la empresa Enarsa de Argentina. Incluso la ex presidenta Argentina llegó al Ecuador y develó en el Palacio de Carondelet una placa conmemorativa del inicio de una obra que nunca empezó. Entonces se hubo de pagar un costo por rescindir el contrato.
Esta obra es una de tantas que construyen empresas chinas (todas estatales) en el Ecuador. Es además un viejo proyecto contemplado en el Plan Maestro de Electrificación del desaparecido Inecel.
Nuestra historia de energía hidroeléctrica tenía, antes de Coca-Codo Sinclair, su mayor expresión en Paute-Mazar. Con su complemento, Sopladora, tiene una gran capacidad generadora, incrementada con 1500 megavatios cuando la nueva central alcance su mayor potencial.
Las tasas de electricidad debieran bajar conforme se cumplen las metas del cambio de matriz energética.