Las calles de las principales ciudades del país -y Quito no es la excepción-, se llenan de vendedores ambulantes por estas fechas. Ese comercio informal no autorizado suele estar acompañado de personas que, también en plena vía, piden caridad apelando al espíritu de la Navidad.
El país atraviesa por una situación complicada que golpea más a los sectores desfavorecidos; la inequidad, por tanto, se hace más evidente en una economía con pocos ingresos y escasos fondos para la tarea social.
El panorama se complica más con la presencia de inmigrantes que buscan en las vías más transitadas, con niños en brazos, la ayuda de quienes se trasladan en autos, especialmente. Es poca la acción de las autoridades -nacionales y locales- para controlar esta actividad en la que se pone en riesgo a los menores y que pudiera ser atendida de una manera más organizada, como sucedía hace años.
Es normal que ante una situación humana de esta naturaleza, el ciudadano se conmueva y opte por ser caritativo, incluso con la plena conciencia de que no está ayudando a una solución de fondo sino a paliar una situación de sobrevivencia.
Si a las autoridades les resulta difícil encontrar respuestas de mediano plazo, mucho más a las personas que solo responden a un noble impulso. Incluso si se paga impuestos y se cumple con las leyes, no es seguro que la ayuda llegue, y son pequeñas ayudas que no empobrecen a nadie.
Pero hay un camino que quizás sea la respuesta a quienes quieren de veras ayudar a personas desfavorecidas. Se trata de fundaciones y organizaciones que trabajan no solo en esta época sino en planes que van más allá de las coyunturas.
La caridad de unos días o de un mes puede volverse permanente y ser manejada de modo estructurado por equipos que saben cómo volverla más efectiva. Exigiendo la debida rendición de cuentas, se puede aportar en planes de más largo aliento.
Una acción de esa naturaleza pudiera ayudar a resolver el dilema de ser caritativo por unos días o de tener una actitud solidaria frente a problemas que son estructurales.