La visión oficial insiste en que no hay crisis. Lo que muchos analistas llaman recesión se prefiere tildar de contracción.La realidad supera al discurso. La gente siente y piensa que, en efecto, la contracción afecta su cotidianidad y que hay menos trabajo y menor dinámica comercial.
Se compra menos y se vende menos.
EL COMERCIO ha presentado el panorama en distintos sectores, como la construcción y el turismo (hostelería y restauración), el camarón, los correos y las comunicaciones. Hoy mismo mostramos lo que ocurre en los servicios, que puede constituirse en una alternativa para paliar la situación. Mañana, el semanario Líderes mostrará lo que acontece en distintas actividades.
La caída del 3% del PIB en el primer trimestre, comparada con igual lapso del 2015, muestra la realidad. Es preocupante lo que sucede con el Valor Agregado Bruto No Petrolero. Siempre la inversión productiva en la industria demanda capital, inversión y deuda.
El Presidente advirtió, en el 2014, que la baja del petróleo y la depreciación de las monedas de países colindantes auguraban tiempos difíciles. El desempleo sube, un indicador que afecta a lo social.
Los bancos se muestran optimistas y el crédito deberá empezar a fluir. El petróleo ha detenido su caída, pero aún estamos lejos de equilibrar cuentas y de cifras que permitan un despegue definitivo. Nos tocó la época de vacas flacas.
Es mejor construir confianza y credibilidad para la recuperación hacia el 2017 y el 2018. Todo pasa.