Al preguntar a Diego Bravo, periodista de la Unidad de Noticias de este Diario, sobre los sentimientos que le ha dejado hasta ahora la cobertura del aluvión en La Comuna y La Gasca, de Quito, y sus consecuencias… sus respuestas varían. Lo primero que contestó fue: “¡Es deprimente! Solo al principio la gente se unió para ayudar y ahora los damnificados se van quedando solos”.
La tragedia ocurrió el 31 de enero y durante las primeras semanas hubo un apoyo abrumador para los damnificados. “Falta organización para las ayudas. En La Gasca, por ejemplo, a mucha gente le tocó reparar los muros por su cuenta”, relata el reportero. En el lugar existen todavía muros destrozados y, como se ha denunciado, la amenaza de la inseguridad. Los delincuentes han abusado de esta tragedia. Diego Bravo ha contado historias de los afectados de la zona afectada casi a día seguido y, en muchas ocasiones, personas damnificadas lo contactaron para contar sus historias; la mayoría de ellas para pedir justamente ayuda. No todo es doloroso, en la reportería se pudo contar cómo la familia Cumbajín recibió un taxi como parte de un plan de ayuda. “Fue hermoso”, recuerda Diego, por las lecciones que le ha dejado la cobertura de la tragedia en la denominada Zona Cero.
Las autoridades nacionales y locales aseguran que todavía trabajan para ayudar a los vecinos afectados por el aluvión. Manifiestan que las donaciones se han distribuido correctamente, pero en el lugar hay quejas y la insistencia de que se están quedando solos. Según las cifras oficiales, 160 familias resultaron afectadas (555 personas), hay 52 heridos, 28 personas fallecidas y un desaparecido. Muchos de ellos han recibido apoyo psicológico para enfrentar la realidad que ha dejado el aluvión.
Diego Bravo y el resto de colegas periodistas, fotógrafos, videógrafos e infógrafos de ese Diario solo han transmitido parte de la realidad de la Zona Cero del aluvión para que, de alguna manera, no se olvide la tragedia acontecida. Pero tanto autoridades como el resto de la ciudad deben tener presente que este tipo de eventos no pueden ocurrir otra vez.