Vuelve la pasión de multitudes a las canchas de los diferentes escenarios del país. Más allá del partido estelar esperado entre las escuadras de Barcelona y Liga Deportiva Universitaria de Quito, es tiempo de buscar un gran acuerdo por el bien del gran espectáculo del balompié.
En cada jornada la ilusión de miles y miles de aficionados lleva su dosis alta de pasión. Cuando las gradas de los estadios se llenan de los colores del equipo preferido, el corazón parece latir de otra manera.
Pero muchas veces el calor del juego, la subjetiva visión que pone la pasión por el cuadro preferido y los reiterados errores arbitrales desatan la furia de los espectadores que, confundidos en la multitud, muchas veces desemboca en desmanes.
Grescas entre hinchadas, golpes y puñetazos y, lo que es peor, hasta heridos graves y alguna trágica muerte han empañado al deporte ‘Rey’.
La sanción reciente que se iba a imponer a un popular equipo nos llama a una reflexión seria y serena.
Hay que buscar un acuerdo de los dirigentes que se contagie a los aficionados e hinchas, con el concurso de los medios de comunicación masiva, para preservar la calidad del espectáculo y la asistencia masiva a los graderíos.
Evitemos que los ejemplos bochornosos de los ‘hooligans’ de Inglaterra, hoy desterrados de los estadios, o las barras bravas violentas y hasta asesinas de Argentina, se incrusten en el fútbol de Ecuador.
Ese acuerdo, con el concurso de las autoridades de seguridad del país y las ciudades y un compromiso valiente de la dirigencia, redundará en beneficio del espectáculo, hará volver a la familia entera al fútbol, mejorará las recaudaciones de taquilla y prenderá la fiesta a lo grande.
El deporte amado bien merece un acuerdo positivo.