La historia y las anécdotas del Ecuador cuentan episodios y momentos interesantes, buena parte de los cuales permanece en el olvido y resulta grato rememorarles. Por ejemplo, cuando nuestro querido y movido país fue tentado para aprobar un sistema de gobierno plural, similar al suizo, encabezado no por un presidente único sino por un Consejo Nacional, integrado por cinco miembros que debían alternarse en el poder.
Eso sucedió allá por 1883, luego de que -con un gran esfuerzo nacional- fue vencido por las armas y derrocado el terrible dictador general Ignacio de Veintemilla, quien gobernó desde el 26 de diciembre de 1878 hasta el 26 de marzo de 1882.
Considerado uno de los peores gobernantes de la historia ecuatoriana -o el peor- la anécdota señala que solo hubo dos puntos “buenos” durante su ingrata dictadura: la construcción del Teatro Sucre y la presencia de su guapa y valiente sobrina Marieta de Veintemilla. Varias batallas conocidas como “la restauración” se registraron para derrocarle. Los conservadores y los liberales unieron sus fuerzas.
Derrocado Veintemilla, en octubre de 1883 se reunió una Asamblea Constituyente presidida por el general y doctor Francisco Javier Salazar, uno de los personajes de la lucha contra el dictador y quien había realizado un largo viaje por Europa. En la convención reunida en Quito estuvieron presentes destacados ciudadanos de la época, a tal punto que más de un historiador dijo que fue “un lujo de Convención”, con liberales y conservadores de calidad.
El general Salazar propuso que funcione en el país el gobierno “al estilo suizo”. El tema fue tratado con interés y con discursos a favor o en contra por los asambleístas liberales y conservadores.
El plan incluía un Poder Ejecutivo de cinco miembros: uno por Carchi, Imbabura y Pichincha; uno por León (hoy Cotopaxi), Tungurahua, Chimborazo y Los Ríos; uno por Guayas, Manabí y Esneraldas. Un quinto integrante del Ejecutivo debía ser elegido por una votación en todo el país. Los cinco ungidos debían nombrar un presidente por un año. Dicho presidente del Consejo Nacional era el presidente de la República.
La singular propuesta fue tratada con interés por cuatro días y desde el principio se advirtió que la mayor parte de los asambleístas consideraba ese sistema bueno para Suiza -“un país ejemplar, casi perfecto”- y no para el Ecuador. Estaban presentes Luis Felipe Borja, Remigio Crespo, Belisario Quevedo, Carlos R. Tobar, Francisco Andrade, el padre Julio Matovelle, Luis Vargas, Honorato Vázquez, Ángel Polibio Chávez, Pablo Herrera. La propuesta fue derrotada por 46 a 19 votos, pero quedó como un suceso novedoso.
El proponente y presidente de la Convención, el general y abogado Francisco Javier Salazar fue candidato a la presidencia por el Partido Progresista, en 1892, frente al conservador Camilo Ponce Ortiz. Salazar era el favorito, pero 40 días antes de la elección murió por la fiebre amarilla.
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