Diego Almeida Guzmán

“El” dios (II)

Cerramos el artículo de la semana pasada afirmando que una correcta aproximación a la noción de “dios” es remitirse a “adecuados conceptos de moralidad y libertad”. Nos enfrentamos, decíamos, a un credo de bien supremo tangible. Cuando la religión busca imponer modos de comportamiento sustentados en algo distinto de principios morales del hombre como ser llamado a actuar en dignidad, se desvirtúa cualquier percepción en racionalidad.

La ética en el desenvolvimiento humano jamás puede supeditarse a revelaciones divinas. La razón práctica kantiana obliga a concebir la divinidad por fuera de dogmas. De allí que para I. Kant, dios solo puede ser entendido a la luz de la razón práctica, que no de la razón pura. Fuera de la razón ningún dios existe.

La principal objeción filosófica, en específico al cristianismo de la Iglesia Católica, está en transmitir lo que M. de Unamuno llama “fe loca”. A través de ésta el catolicismo elabora en intrincados andamiajes hacia una supuesta inmortalidad que mantiene a la persona en estado de constante angustia. La ansiedad pone al pecador no necesariamente ante “un dios” piadoso, pero frente a “una iglesia” que se ha atribuido la facultad de perdonar la transgresión.

Racionalmente, el pecado es obra del hombre, que no viene impuesta por creencias religiosas cuanto por la imperfección ontológica del individuo. El clímax de la aberración se dio a principios del siglo XVI con la venta de indulgencia, que originó la Reforma Protestante.

En razón, a dios se accede con una vida plasmada de la decencia y el decoro exigidos por conductas morales que no nacen de la religión cuanto de valores perceptibles. La vida es una misión en sí misma no impuesta al hombre por ningún dios pero por la dignidad humana. Las obligaciones del ser para con sus congéneres nada tienen que ver con religión alguna. Son deberes conductuales en ética… de responsabilidad y solidaridad hacia los demás en atención a sus requerimientos. Los predicamentos místicos teóricos de poco sirven si se alejan de practicidad.

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