El último dato disponible indica que la deuda pública del Ecuador era, a julio de este año, USD 32 625 millones. Medido en dólares, ese es el nivel más alto que ha estado en toda la historia del país.
A esos dólares se los podría ajustar por la inflación para hacer una comparación más exacta con el pasado, pero incluso después del ajuste, el nivel de deuda pública sigue siendo el más alto de la historia.
También se podría mirar a la deuda como una proporción del tamaño de la economía, es decir, como porcentaje del PIB. Ese análisis nos llevaría a concluir que en los años 80, el peso relativo de la deuda pública en la economía ecuatoriana fue más alto que en la actualidad. Pero en todo caso, la deuda es hoy alta y, como se verá más adelante, demasiado alta para el país, tanto en relación a lo que nos cuesta, como en función de aquello para lo que sirvió.
Pero antes, estimemos el tamaño real de la deuda, porque en la cifra antes mencionada no están incluidas las preventas de petróleo (que aunque son una obligación que se va extinguiendo con pagos periódicos y que devengan un interés, no está clasificada como deuda). De algo de información que ha aparecido en la Internet, parecería que hacia julio el saldo por pagar de las preventas estaría en unos USD 1 650 millones. Con eso la deuda pública ya estaría en 34 225 millones.
Pero en ese monto no está considerada la deuda de corto plazo, es decir, a menos de un año, que se encuentra en la forma de Certificados de Tesorería o Cetes y que, según se dice, debe estar alrededor de USD 800 millones, lo que pondría el saldo total en USD 35 025 millones.
Por otro lado, la deuda es cara. Hasta julio de este año ya se había pagado USD 900 millones por intereses y el Observatorio de Política Fiscal (OPF) estima que durante todo el 2015, vamos a pagar alrededor de 1 700 millones en intereses. Pero también hay que pagar la amortización de la deuda, o sea, el capital que se va venciendo. Hasta julio de este año se había amortizado 2 841 millones y para diciembre eso podría llegar a 3 880 millones, también según el OPF.
Así, el ‘servicio de la deuda’ (la suma de lo pagado por intereses y por amortizaciones) en este año podría llegar a 5 580 millones, el equivalente al 5,6% del PIB, o sea, un montón de plata.
¿Y qué se hizo con esa deuda? Esa deuda sirvió para financiar el presupuesto del Estado, especialmente desde el 2012, cuando el precio del petróleo dejó de crecer. Pero como el Gobierno quería que su gasto siga creciendo, tuvo que endeudarse ante el estancamiento de los ingresos petroleros. ¿De qué sirvió ese gasto creciente? De nada porque desde 2011, cada año crecemos menos y cada año la pobreza urbana cae más lentamente (y en el 2013 hasta subió). Definitivamente, mucha deuda, deuda cara, deuda que poco aporta poco al crecimiento del país y a la reducción de la pobreza. Demasiada deuda.