Toda madre manifiesta que su hijo o hija es lo más bello del mundo, los peruanos dicen que su sebiche o ceviche es el más sabroso, los franceses elogian su himno nacional como la mayor obra musical jamás creada, los mexicanos están orgullosos porque en esa tierra nacieron Cantinflas y el Chavo del Ocho. No existe nada más subjetivo que la evaluación de la belleza y, más allá de concursos internacionales, siempre consideré a Quito como una de las ciudades más maravillosas del mundo; lo digo sin ambages porque conozco bastantes capitales en el mundo.
Siempre reclamé a través de este espacio de opinión que la primera ciudad Patrimonio de la Humanidad (junto a Cracovia) merecía dar un salto cualitativo, sin que se altere su cultura, su arquitectura, sus tradiciones (pero no voy a entrar en la polémica de los toros, no me gustan pero respeto a quienes conocen y entienden eso de la fiesta brava).
La capital tuvo alcaldes emprendedores, algunos tuvieron visiones futuristas de lo que debía ser la ciudad, otros se equivocaron al permitir la construcción de edificios adefesiosos (perdón por la cacofonía) en pleno centro de la ciudad. Desde que Augusto Barrera anunciara la idea de un tren subterráneo de 23 kilómetros para cruzar Quito de un extremo a otro en menos de media hora, con posibilidad de transportar diariamente a 377 000 pasajeros, apoyé la iniciativa. No se podía continuar con soluciones mínimas a un problema gigante como es la movilidad.
También era muy apremiante la inauguración del nuevo aeropuerto Mariscal Sucre y también apoyé al exalcalde. He tenido problemas por decir que fue un buen Alcalde, me han replicado que si era tan bueno por qué no lo reeligieron, pero ese es otro tema bastante analizado que tiene que ver con las decisiones políticas que toman los quiteños en un momento histórico determinado.
Entonces, si apoyé la idea sobre el Metro de la administración municipal anterior, no tengo razones para desmarcarme. Esa obra debería concretarse o por lo menos comenzar en la actual administración de Mauricio Rodas. Pero ahora se presenta el problema de que el Gobierno no dará más de 750 millones de dólares y con eso no alcanza, porque aparentemente los estudios de costo no estuvieron bien calculados. Me pregunto, a modo de ejemplo, la ruta Collas que lleva al aeropuerto de Tababela costaba en un inicio alrededor de USD 70 millones, terminó costando 198 millones, igual se la construyó porque es tan necesaria como el Metro, el único sistema de transporte que permite liberar el uso de automotores.
Por eso siento una enorme decepción porque, así como están las cosas, el Metro no se va a construir. Tengo, además, una inquietud final: ¿qué van a hacer con esos dos enormes huecos que quedarán de lo que alguna vez fue ideado como las estaciones de La Magdalena y El Labrador?
@flarenasec