Aunque bajó la atención mediática sobre la invasión de Rusia a Ucrania, sepa usted que los ataques a blancos civiles, así como el registro de crímenes de guerra, avanzan. Uno de esos crímenes es atacar con alevosía y persistencia al sistema de salud. El objetivo parecería ser infringir el mayor daño a los civiles, entre ellos a los enfermos e incluso a los niños, quienes han dejado de contar con el suministro oportuno de medicinas y vacunas.
Uno de cada 10 hospitales de Ucrania ha sido afectado o destruido por los ataques. La agresión rusa, iniciada en febrero de 2022, afectó a más de 218 hospitales o clínicas. Se han registrado 181 ataques a farmacias, despachos dentales y centros de sangre. Además, unos 200 trabajadores de la salud fueron asesinados, secuestrados, heridos o arrestados.
Los datos son parte de un informe realizado por EyeWitness to Atrocities, Insecurity Insight, Media Initiative for Human Rights, Physicians for Human Rights y el Centro de Salud de Ucrania.
“Existe una base razonable para creer que los ataques al sistema de salud de Ucrania constituyen crímenes de guerra y comprenden un curso de conducta que también podría constituir potencialmente crímenes de lesa humanidad”, señala el informe de estas entidades.
A la luz de derecho internacional, atacar a población civil y sus bienes e infraestructura, entre ellos el del sistema de salud, es un crimen de guerra, así como lo son el homicidio intencional, la tortura, la deportación, el uso de armas químicas o biológicas y el encarcelar o confinar a civiles, entre otros.
Las atrocidades cometidas en guerras pasadas, como la de los nazis, llevaron a los países a acordar un marco legal que hoy los rusos violan.
La Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas indica, con base a una encuesta, que casi uno de cada tres ucranianos carece de acceso a servicios médicos.
Quizás usted lector recuerde la foto de una mujer embarazada que, ensangrentada y sujetando su vientre, era trasladada en camilla, luego del ataque ruso el 9 de marzo al hospital materno-infantil de la ciudad de Mariupol. Esa imagen retrata en gran parte el sufrimiento de los civiles en Ucrania y los golpes al sistema de salud.
Mantener un registro documentado de estos ataques, con testimonios, videos, fotos y audios, así como los de los asesinatos, violaciones y torturas atribuidas a los militares rusos, es esencial en el derecho internacional. Esperamos que en un futuro no muy lejano esa evidencia sirva para juzgar y castigar a los responsables intelectuales y materiales de estos delitos.
Ciertamente en medio de tantos problemas nacionales y con un flujo de información que licúa temas relevantes, la invasión a Ucrania ha perdido titulares. Pero observemos, allí se están cometiendo graves delitos de guerra y debemos denunciarlos. No cabe la impunidad.