Cercanos a los 90.000 casos del nuevo Coronavirus “Covid -19”, las alarmas mundiales han sonado por el brote epidémico en Italia que, al tiempo de este artículo, ha cobrado 34 víctimas mortales entre 1.694 casos detectados, que seguirán subiendo. El temor se ha disparado, además, debido al súbito aumento de casos y muertes en Corea del Sur e Irán. Dado que la infección ya está presente en los 5 continentes y, hasta ahora, en más de 60 países aparte de China, aun en situación extrema, bien podemos decir que estamos ad portas de una pandemia, a juzgar por la definición de la OMS: “expansión de una enfermedad infecciosa a lo largo de un área geográficamente muy extensa”, con 3 requisitos concurrentes; que se trate de un nuevo agente, que sea capaz de producir casos graves y que se transmita de persona a persona con alta contagiosidad.
Es pertinente entonces el llamado del Director de la OMS para “prepararnos para una potencial pandemia”, reforzado por la categórica afirmación de su director de emergencias: “No es realista decir que se puede parar la transmisión entre países”. En efecto, la aparición de nuevos casos en prácticamente cualquier lugar del planeta es una posibilidad real, determinada por la necesidad y relativa facilidad de movilización (es imposible paralizar el mundo, más allá de las severas restricciones adoptadas en China y otros países) de un incierto número de personas desplazándose de un sitio a otro, eventualmente en contacto previo con personas infectadas, levemente enfermas o asintomáticas.
De allí que, si bien en América solo se ha reportado, hasta ahora, 112 casos en Estados Unidos y Canadá (nada comparado con los 80.000 de China), y una docena de casos en América Latina, no hay duda sobre la necesidad de una adecuada preparación frente a la anunciada llegada del Covid-19 a nuestros países. La OMS ha señalado con precisión las prioridades de cuidado: trabajadores de la salud, personas mayores y con patologías (por su alto riesgo de muerte) y “proteger a los países más vulnerables conteniendo la epidemia en los que pueden hacerlo”. La perspectiva para Ecuador no es alentadora; el dubitativo manejo y deficiente comunicación del presunto caso tardíamente descartado a fines de enero, retratan la debilidad del país para el manejo de epidemias.
Así lo evidencia el “Global Health Security Index”, elaborado a fines de 2019 por la Universidad Johns Hopkins, con una nota global de 50.1 sobre 100 y preocupantes calificaciones en temas claves: 35.2 en respuesta rápida a propagación; 39.5 en capacidad del sistema de salud y 43.5 en cumplimiento de normas internacionales; pero además 25 en “fuerza de trabajo en epidemiología”. Estamos insuficientemente preparados….para el Coronavirus…y el Dengue. Las autoridades deben tomar la salud pública en serio.