Pablo Celi… me espeluzno al escuchar el nombre. Bueno, no solo, también me da arcadas, me sube el vómito por la tráquea. El super correísta que logró reciclarse y sobrevivir con Moreno. Hábil y maniobrero. ¿Cómo logró la pirueta de mantenerse?
Simple. En regímenes de corrupción, se sobrevive siendo corrupto. Nada más claro.
Con él, la Contraloría – el principal mecanismo anticorrupción del Estado – se volvió una pieza clave del crimen organizado. Pero ya salió del organismo, está con arresto domiciliario. Y, ¿la institución cambió? ¿Retornó a la pulcritud? Aquí les doy unos elementos para que ustedes lectores respondan a la pregunta.
Si una entidad del Estado no audita su contabilidad un año es grave y da pie a imaginar irregularidades. Si esa entidad resulta ser un organismo financiero, más grave puesto que se trata de la plata de ciudadanos. Si encima esa entidad es del sistema de seguridad social, más grave aún porque es responsable del proyecto de vida de la gente. Si además resulta que se trata de una entidad donde se detectó uno de los mayores casos de corrupción de la historia del país, ya no es muy, muy, muy grave, ya es ridículo.
El Isspol tiene 5 años sin auditar su contabilidad. ¡Cinco! ¿Se necesita decir más? Esa tarea por ley le corresponde a la Contraloría. ¿Por qué no quieren revisar esa contabilidad?
Vale la pena lamentarse. Son dos años desde que se destapó el escándalo y no hay ni una sola sentencia. En otros casos, cuando hay voluntad de castigar se consiguen sentencias en meses. ¿Es que acaso el monto robado, de USD 950 millones, es demasiado poco?
Me han hecho llegar oficios en donde el Isspol insiste y reinsiste a la Contraloría a que audite. Nada. Los juicios van a llegar y los corruptos dirán “Mientras no haya contabilidad auditada no se puede asegurar el perjuicio de la institución”. Podrá generarse más impunidad.
Vale la pena repetir la pregunta, ¿qué está detrás de que la Contraloría no audite la contabilidad delIsspol?