Corea del Norte ha crecido sus capacidades misilísticas y nucleares a un nivel sin precedentes, manifestó el ministro de Defensa japonés, Itsunori Onodera; amenaza inminente que requiere “respuestas diferentes”. De esta manera se respaldó a Estados Unidos en cuanto a recurrir a “todas las opciones”, frente a las provocaciones de la dinastía Kim; sin embargo, la declaración japonesa no pasa de ser un desplante en vista de que un ataque anticipado norteamericano es absolutamente inviable.
Pero al mismo tiempo, el presidente chino Xi Xinping, en el XIX Congreso del Partido Comunista, con un tono del más radical “realismo” en las relaciones internacionales, hizo un llamado a combatir cualquier amenaza a la autoridad del partido en el poder. Advirtió a Taiwán contra cualquier intención de separarse definitivamente de China y aseguró que tenía medios para vencer las tentativas separatistas a favor de la independencia y declaró que continuará con la modernización militar del Ejército, para hacerlo de primer orden hasta el 2050.
La situación geopolítica regional se torna más compleja particularmente para Japón, en vista de que sus objetivos estratégicos de preservar la soberanía en la periferia de los mares de Japón y de China Oriental, de sus islas en disputa, Takeshima y Senkaku; así como la protección de sus líneas de comunicación marítima que aseguran el abastecimiento de petróleo, de recursos, comercio y pesca, interfieren con la estrategia del collar de perlas que ambiciona China para el control total de las mismas líneas de comunicación marítima que parten desde el mar de China oriental hacia el sur en el estrecho de Malaca.
A esta amenaza se agrega el sorpresivo trazo de la zona de identificación de defensa aérea ZIDA de 2013, que obligaba a que toda nave que entre en la zona a obedecer las reglas o enfrentar medidas defensivas de emergencia, afectando a Japón en la soberanía del espacio aéreo y de las islas Senkaku, que Japón mantiene en disputa con China. La tensión creció cuando China advirtió que se consideraría como un acto de guerra si Japón intentaba derribar sus naves que crucen la ZIDA.
En la escalada del conflicto regional , se sabe de la disputa de hegemonía en el Pacífico, de los intereses estratégicos entrecruzados, por lo que una posible solución del conflicto basada en métodos racionales y de evaluación de consecuencias, carecen de sentido.
Por eso, Japón consolida la conformación del eje con Corea del Sur y Estados Unidos, porque a más de la protección ante Corea del Norte, tiene como objetivo preservar la soberanía territorial, a la vez que contener la política militar de China. El interés del primer ministro Shinzo Abe, está en modificar la Constitución pacifista de las Fuerzas de Autodefensa de Japón para tener mayor capacidad de defensa.