Países que han sufrido fuertemente los embates de la naturaleza se han preparado con éxito, lo cual no significa que no hayan tenido duros impactos debido a terremotos y tsunamis, pero han logrado mitigar sus efectos. Basta conocer la experiencia de Japón, que tiene un altísimo grado de preparación y de prevención, con una cultura desarrollada desde los hogares y en las aulas.
Mucho se ha comentado durante los últimos días en Quito en torno a la preparación y la capacidad de reacción que se tiene en el país frente a los fenómenos naturales que pueden presentarse y causar desastres económicos y sociales. Los últimos sismos hicieron reaccionar de inmediato a las autoridades municipales y nacionales, se activó el Comité de Operaciones de Emergencia y se emprendió un trabajo positivo. Empero, el problema va mucho más allá e involucra a todos los sectores, especialmente a la preparación ciudadana. Por ello la pregunta ¿cuánto estamos preparados en casa y en los establecimientos educativos para enfrentar un fuerte sismo y peor un terremoto? A la mayoría le toma por sorpresa cuando se producen estos fenómenos y solo allí vuelve la preocupación, aunque luego pasa y sigue el círculo vicioso.
En la Constitución se incluyó una sección vinculada con la gestión del riesgo para que el Estado proteja a las personas, colectividades y la naturaleza frente a los efectos negativos de los fenómenos naturales, mediante la prevención del riesgo y la mitigación de desastres. Sobre este tema se debe trabajar en forma permanente y no solo con ocasión de los últimos sismos. Se puede destacar las últimas cadenas oficiales que se utilizan en este sentido, que contrastan con aquellas denigrantes que deslegitiman a las personas, sin derecho a réplica.
Es hora de tomar en serio el problema con una acción permanente y seria de prevención para que luego no nos lamentemos en el caso de presentarse nuevos sismos, terremotos o erupciones y en medio de las vulnerabilidades que existen. Cada cual desde su sector. Primero en la casa y luego en las organizaciones públicas y privadas. El caso del sector de la construcción, a sabiendas de las edificaciones desordenadas, en zonas de riesgo. La última resolución 28 del Miduvi intenta normar a las edificaciones para que sean sismo resistentes. La Cámara de la Industria de la Construcción citaba el ejemplo de Chile, en el que el esquema estructural se compone de muros que han sido probados como los mejores sistemas estructurales para zonas de riesgo. En el caso de Quito, si el 70% fue construido de manera informal, se sostiene que con un sismo mayor de 7 grados en la escala de Ritcher afectaría gravemente a las edificaciones y a la vida de la mayoría de los habitantes. Esto no es juego y nos involucra a todos. Es hora de ponerle suma atención a las amenazas y no olvidarnos cuando terminen las réplicas.