Hace pocos días, la Asamblea General de las Naciones Unidas conformada por todos los países en igualdad de condiciones, a diferencia del Consejo de Seguridad en el que los cinco miembros permanentes (Gran Bretaña, Francia, China, Rusia y Estados Unidos) tienen derecho de veto, tomó una trascendental resolución al suspender a Rusia del Consejo de los Derechos Humanos, mientras sigue desarrollándose de manera cruenta la invasión de Rusia a Ucrania, situación que de manera sorpresiva se extiende por más de mes y medio pues se creía que por el manifiesto desequilibrio y superioridad bélica del invasor sobre el invadido la confrontación sería breve.
El citado Consejo fue creado en el 2006 para reemplazar a la Comisión de Derechos Humanos, entidad muy criticada y que terminara fracasando por no resguardar debidamente los derechos humanos.
Este Consejo está conformado por 47 países, de los cuales 8 son de América Latina y el Caribe: siendo hoy Argentina, Honduras, Paraguay, Bolivia, Cuba, México, Brasil y Venezuela, que duran tres años en dicha dignidad. De entre estos ocho países, es fácil concluir que al menos en dos de ellos existen acusaciones de violaciones de los derechos humanos, siendo justamente el principal objetivo del Consejo el resguardo de estos.
La resolución para suspender a Rusia se desencadenó cuando empezaron a aparecer evidencias gráficas de la masacre de civiles en Bucha, situación que provocara conmoción mundial. De los 193 países miembros de Naciones Unidas, se requería que al menos 2/3 de ellos aprobaran o se abstuvieran lo que se obtuvo con creces dado que 93 votaron a favor (entre ellos Ecuador), 58 se abstuvieron (Brasil, México y El Salvador de Latinoamérica) y 24 lo hicieron en contra entre los que se contó a Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela.
Así, por segunda vez un país es sancionado y suspendido. Antes lo había sido Libia en el 2011.