Lo más sencillo, práctico y seguro es subir el IVA del 12 al 14 por ciento, tal como se hizo con motivo del terremoto de Manabí y Esmeraldas, cuando recibió el apoyo del todo el país solidario y la economía no se afectó como dicen los interesados en mantener sus privilegios. El IVA es un impuesto de fácil recaudación, que rinde inmediatamente y que es el que menores elusiones y evasiones sufre porque el SRI lo maneja bien. El IVA no se cobra a los alimentos básicos ni a los medicamentos y no afecta a la gente muy pobre que es la que está sufriendo carencias calamitosas.
Porque ahora lo primero es aliviar a los más pobres de entre los pobres, que no tienen ni qué comer ni dónde dormir. Lo segundo es salvar a las pequeñas empresas de inminentes quiebras mediante facilidades crediticias extraordinarias, por parte de las cooperativas, los bancos y el Gobierno. Las demás empresas tienen la fortaleza suficiente para soportar la caída de la demanda, debido a que se trata de negocios consolidados y rentables, que pueden incluso ayudar a los demás bajando los precios en favor del consumidor para vender más y auto limitando su apetencia de rentabilidad en este año catastrófico.
Es ingenuo pensar que en estos tiempos calamitosos se quiera emprender en cambios estructurales con medidas alambicadas cuya operatividad es compleja. Todas propuestas en ese sentido deberán ser examinadas con el nuevo gobierno que en el primer año tendrá capital político, mientras que ahora no hay gobernabilidad por el egoísmo de los asambleístas que gozan de buenos sueldos y andan en carros de más de 20 000 dólares.
Hay que desarrollar una resiliencia en el país no solo por el coronavirus sino porque vivimos en terrenos deleznables por los terremotos y porque la afectación de la naturaleza seguirá degradando la vida de los seres humanos. Esta resiliencia, que es la capacidad de recuperarse frente a la adversidad, es algo inmanente de nuestro desarrollo y por ello toda la sociedad ecuatoriana debe prepararse en todos los ámbitos, a fin de precautelar nuestra riqueza productiva y los valores del talento humano.
Ahora confrontamos un shock en salud pública con motivo de esta gripe que se contagia rápidamente y muestra una curva ascendente de letalidad cuando los países no hacen lo necesario para aislar a la población. El Ecuador está haciendo lo que puede en medio de confusiones y rabietas que va controlando todos los días. El resto del mundo también está haciendo camino al andar con todas sus disponibilidades sanitarias, sus saberes científicos y el sentido común, porque no hay medicamentos ni vacunas. Pero saldremos adelante como lo ha hecho China en dos meses y medio si tenemos una conciencia clara y si nos disciplinamos alrededor de un liderazgo eficiente.
Mientras tanto el Gobierno en uso de sus facultades para tomar decisiones debe reclamar el pronunciamiento positivo de los asambleístas para subir el IVA y evitar el precipicio de la desdolarización.