Que el país está en crisis todos lo sabemos, que eran necesarias medidas económicas también, el problema es que nadie quiere pagar la cuenta generada por la corrupción y dilapidación de gobiernos irresponsables que trastrocaron el objetivo supremo y sagrado de administrar honestamente los recursos públicos.
Son años de endeudamiento agresivo para satisfacer apetitos políticos y ansias de poder a cualquier costo, de utilización del “pueblo” para lucrar a costa de su nombre y quitarle pan y dignidad. Son muchos años más donde los ingresos fiscales se dirigen a gastos corrientes y superfluos, mientras la inversión pública y sobre todo la social ha sido la cenicienta y la de los últimos años hecha sobre préstamos onerosos hoy es más problema que solución por inútil y por corrupta.
Es cierto que económica y financieramente había que retirar los subsidios, porque fueron implementados en una era de bonanza y porque la economía y competitividad mundial demandan cifras reales, también porque estaban beneficiando a los que más tienen, sin embargo había que buscar medidas compensatorias para los más afectados, no puede inclinarse la balanza al lado más flaco y peor sin consenso, sin respeto a todas las partes involucradas.
La reacción social de los últimos días rompió toda expectativa y mucho más la del Gobierno que había demostrado habilidad política para moverse en ese campo y hoy ya traspasó los límites nacionales, peligra la Democracia y eso es grave, nos amenaza el populismo de Correa y eso es peor, peligra el Ecuador en suma. La violencia desatada y la cual condenamos severamente es fruto de la utilización y manipulación que los políticos han hecho por muchos años a los sectores vulnerables, sumiéndoles en la ignorancia, negándoles una educación de calidad y que ahora está regresando como un bumerán en contra no solo de ellos sino de todos y convirtiendo al país en un infierno.
Las protestas, el vandalismo, los saqueos y la toma de instituciones públicas, son manifestaciones de la falta de educación, de la manipulación, de esa exclusión histórica represada a lo largo de décadas llenas de demagogia y engaño, pero lamentablemente ese es nuestro Ecuador, hay que buscar soluciones.
Quién paga la cuenta?, pues todos, pero empezando por los que robaron, el Gobierno que debe gastar escrupulosamente los recursos fiscales, los legisladores y la burocracia dorada que tienen latisueldos mientras un obrero gana un SBU, los empresarios que deben suprimir la doble contabilidad, repartir honestamente las utilidades y generar competitividad y empleo, también los indígenas y los vándalos quienes deberán cumplir la ley, pero primero hay que disminuir esa honda asimetría social, hay que educar, hay que administrar justicia para que venga la Paz.