La máxima autoridad de la diplomacia norteamericana, el secretario de Estado Antony Blinken, acaba de llegar el Ecuador. Lo ha hecho en misión oficial de dos días para tratar temas de interés común de Ecuador y Estados Unidos.
Desde que asumió funciones como Secretario de Estado, el pasado 26 de enero, es la primera vez que Blinken visita América del Sur. Esto expresa el alto interés que tiene Ecuador para los Estados Unidos, sobre todo en términos geopolíticos y de seguridad.
A diferencia del pasado, en que el peso de América Latina dentro de la agenda norteamericana ha sido prácticamente secundario, se aprecia ahora un cambio significativo. Y es que con el “giro a la izquierda” que se dio en algunos países de la región, la influencia de los Estados Unidos se redujo sustancialmente.
Podríamos decir incluso que durante este proceso en el cual Estados Unidos no le dio prioridad a la región hubo un retroceso en términos democráticos, de garantía de derechos y respeto de las libertades, la proliferación del narcotráfico y del crimen organizado, el tráfico y la trata de personas, la inmigración ilegal, etc. Problemas que no solo han terminado por afectar sustancialmente a cada uno de los países de la región sino incluso a los Estados Unidos.
Mientras Washington ponía sus ojos en otras zonas del planeta, donde hay que reconocer que su intervención ha sido un rotundo fracaso (me refiero a Iraq, Libia, Afganistán, etc.), China se ha ido expandiendo silenciosamente. El caso del Ecuador es un ejemplo. La presencia de China ha sido significativa en términos de crédito y financiamiento, intercambio comercial, inversiones, áreas estratégicas, etc.
Si, Estados Unidos ha perdido influencia en América Latina. Este nuevo enfoque de la política exterior del presidente Guillermo Lasso, “más mundo en el Ecuador y más Ecuador en el mundo”, debería ser aprovechado para fortalecer los lasos con los Estados Unidos y trabajar en una agenda de interés común: fortalecimiento de la democracia, reactivación económica y generación de empleo, inversiones, desarrollo de infraestructura, cambio climático, lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, inmigración ilegal, cooperación en educación e innovación tecnológica, asistencia técnica para el desarrollo, etc.
Son muchos los aspectos y temas sobre los cuales se podría trabajar conjuntamente con el gobierno del presidente John Biden. Nos unen valores e intereses comunes. Sin embargo, todo esto debería impulsarse desde una visión estratégica de mediano y largo plazo, tomando la iniciativa. Algo que le ha faltado en algunas ocasiones a nuestra diplomacia y servicio exterior.
Pese a que el Ecuador atraviesa por un delicado momento de bloqueo político, altos niveles de inseguridad, desaceleración de la economía y agudización de los indicadores sociales, la cooperación de los Estados Unidos puede ser vital. Esperemos que la visita de Antony Blinken se traduzca en acciones concretas.