Turistas, ¡visítennos! Ofrecemos homicidios, sicariatos, trata de personas, tráfico de drogas, niños secuestrados para adopción, muertes teledirigidas desde centrales carcelarias, masacre en prisiones, yaguar locro y huahuas de pan. El delito que ocupa ya nuestro territorio se ríe de la ley a carcajadas. Matones armados hasta los dientes. Estado sin arcos ni flechas; ciudades con miedo, crimen sin castigo. Conspiración para impedir que se gobierne con el pueblo y para el pueblo, porque los grandes atracos van a ser desmontados.
No es de extrañar, pues, que el 15 de septiembre del presente año se publicara la noticia de que el presidente de los Estados Unidos señalaba a nuestra patria entre los principales países del mundo como productora de drogas ilícitas, tránsito de ellas y lavado de activos.
Por todo esto, el 18 de octubre, el señor presidente Guillermo Lasso declaró el estado de emergencia en el país y anunció que “De inmediato, nuestras Fuerzas Armadas y policías se sentirán con fuerza en las calles”. Dos días después, el señor secretario de Estado de USA visitaba Ecuador, señalaba los problemas de la región, respaldaba la emergencia y alababa a la señora Diana Salazar.
¿Podrá la Fuerza Pública enfrentar al enemigo, armada solamente con su uniforme y sin la debida seguridad jurídica para actuar? Recordemos que Verde Flex eliminó la facultad sancionadora (Ius puniendi) y el uso legítimo de la fuerza del Estado, metió las manos en la Justicia, prohibió el uso real del armamento militar y policial, y sometió a los miembros de tales instituciones al poder coercitivo del Código Penal si eventualmente se defendían. Y todo esto para facilitar el ingreso del crimen extranjero a Ecuador.
Sin la facultad sancionadora y sin el monopolio legítimo de la Fuerza no hay Estado. La Fiscalía y una Justicia ceñida al derecho ejercen esta facultad pública, hoy cada vez más reemplazada por la institucionalización de la impunidad mediante el manoseo de los Derechos Humanos con un falso garantismo penal. Max Weber nos dice sobre el monopolio legítimo de la fuerza que los Estados que no controlan el uso de la coacción o fuerza no son Estados funcionales. No se trata de un poder violento, sino de una fuerza que asegure el orden y logre mantener los equilibrios sociales.
Señor Presidente de la República, no se logrará nada en materia de Defensa Nacional y de Seguridad Interna si no se devuelve a la Fuerza Pública todas sus facultades defensivas y disuasivas de manera eficaz, sin empujarlas, por temor al Código Penal, a la ignorancia deliberada y a la ceguera voluntaria que nos ha traído la situación que vivimos. En último término, deberá establecerse la facultad preventiva, adoptando una actitud abiertamente prospectiva para eliminar el peligro antes de que el daño se consuma.
Sin estas medidas, habrá caravanas de ecuatorianos mendigando por un mundo hastiado de tanto pordiosero.