“Pobre barquilla mía, entre peñascos rota, sin velas desplegada, y entre las olas sola. ¿Adónde vas perdida? ¿Adónde, di, te engolfas?”. (Lope de Vega).
La República de Ecuador, nuestra bella y trágica patria, es la barquilla, “Pobre barquilla mía, entre peñascos rota”: peñasco de una Asamblea contra el peñasco del Ejecutivo mientras el pueblo más bajo en la escala económica se muere, literalmente, de hambre. Y la Asamblea se regodea en sí misma impidiendo una recuperación rápida para los hambreados hijos nacidos por desgracia en esta tierra mala. “Sin velas desplegada”: sin empleo, sin inversión extranjera, y ahora con la petición de que no se exploten ni minas ni petróleo en privilegiados suelos ancestrales. “Y entre las olas sola”: el piloto de la nave, el presidente Guillermo Lasso está solo entre las olas del pasado: todo el mundo le reclama, le pide, le exige, le huelguea, le daña los caminos como si él hubiese gobernado en los malditos años 2007 y 2017 y en los años de los paños tibios hasta mayo del 2021. “¿Adónde vas perdida?” A tener que negociar con la mafia para sobrevivir. “¿Adónde, di, te engolfas?” A la gordura infartante de una justicia injusta y cruel y a un pueblo de esclavos propiedad de señores enriquecidos por el robo y la rapiña cínica y sin conciencia.
¿Por qué nos estamos hundiendo? Por no respetar los principios esenciales de una república constitucional: la separación de las funciones Ejecutiva, Legislativa, Judicial, los que la Constitución de 2008 no respeta, pues un hiperpresidencialismo nos ha llevado al naufragio. Oigamos a quienes saben:
- En el mito de Prometeo, Zeus ordena que “el incapaz de participar en el honor y la justicia debe ser eliminado como una enfermedad de la ciudad”. 2. En el pacto social de la sabia Grecia de Pericles (+ 429 a.C.) aparece la denominación de “enemigo” para quienes “como tumores deben ser suprimidos del cuerpo político”. 3.
Montesquieu en “El Espíritu de las Leyes” (1748) se pregunta: ¿Cómo lograr que el poder controle al poder? Y se responde: con la división de poderes (funciones) para evitar la irracionalidad derivada de la concentración y monopolio del poder. Base canónica de la modernidad política y del pensamiento ilustrado. El chequeo y el balance busca el equilibrio, no el canibalismo, entre las funciones del Estado, pues un Estado es libre cuando el poder detiene al poder, evitando así el totalitarismo que mata las libertades ciudadanas. 4. Edmund Burke sentenció en 1790 que “La tiranía de una multitud es una tiranía multiplicada. 5, La Asamblea Constituyente, institución principal de la Revolución Francesa, (1789 y siguientes) declaró los Derechos del Hombre, donde aprendemos que “Sin separación de poderes no hay Constitución”. Herbert Marcuse (+1979): “La tiranía (del Hombre Unidimensional) impide, si no destruye, las posibilidades de crear una existencia sin miedo y sin miseria”.
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