El presidente Moreno anunció la semana pasada la creación de un consejo asesor de política económica presidido por el ministro Richard Martínez y conformado por los economistas Fausto Ortiz y Augusto de la Torre. Incluyó también a Pablo Lucio Paredes quien pocas horas después anunció que hubo un “malentendido” y que él no era parte del consejo. No cabe duda que en una coyuntura tan compleja para la economía del Ecuador que la asesoría desinteresada, se ha dicho que los miembros de este consejo actúan con carácter ad honorem, de destacados especialistas es no solo positiva sino necesaria. En esta columna he sostenido la necesidad de que el Gobierno busque no solamente la unidad de los ecuatorianos sino el aporte de personas conocedoras y representativas de diferentes ámbitos para superar esta gravísima crisis. Enhorabuena por esta decisión.
Los dos economistas mencionados tienen mucha capacidad y experiencia en los distintos frentes en que debe manejarse la economía en los próximos meses para no caer en el abismo al cual nos acercamos peligrosamente. Lamentable que Pablo Lucio Paredes se haya excusado, habría ofrecido un calificado aporte al consejo.
Si bien los dos especialistas escogidos son muy competentes, su línea de pensamiento es similar a la del Gobierno, son ortodoxos en su manera de concebir la economía. Lamentablemente echo en falta la presencia de un economista heterodoxo en el grupo que sea un sano contrapunto con la línea de los nombres anunciados. Estimo altamente beneficioso para llevar adelante la labor de asesoría que requiere el Gobierno en esta coyuntura de ideas provenientes de otras escuelas de pensamiento. Se impone el pluralismo. El debate contrastado es sano y sobretodo necesario; le hará considerar al presidente Moreno y al ministro Martínez alternativas distintas que pueden enriquecer y reforzar las decisiones que tomen. Finalmente, es un consejo asesor que no obliga al ejecutivo a adoptar las medidas que recomiende. La última palabra la tiene el Presidente.
El país ha llegado a un momento en que las mentes más preparadas, no importa de qué tendencia sean, deben unirse para orientar, ofrecer alternativas, ideas, al Gobierno teniendo como base el respaldo presidencial y, sobretodo, disponiendo de información inequívoca para que los asesores puedan hacer las recomendaciones ajustadas a la realidad.
De ahí que esta iniciativa gubernamental, siendo un acierto, a mi juicio, es incompleta por la falta de un especialista serio y responsable, que los hay, que tenga una visión distinta de la que ha venido manejando el Gobierno. Se ha dicho que el grupo no está cerrado aún, por tanto, creo que debe subsanarse este vacío por el bien de las medidas que se tomen sobre tan complejo asunto y por el bien del Ecuador.