Un virus, es decir un organismo absolutamente simple desde el punto de la evolución biológica, ha transformado todo lo que pensábamos sobre nosotros mismos y ha modificado todos los ejes del orden establecido a nivel mundial. Colosos caen y otros se fortalecen, sistemas cuestionados y al borde del colapso, mientras otros con rasgos totalitarios van adquiriendo fuerza y hegemonía.
No tenemos hasta el momento ninguna certeza de qué va a pasar, podemos anticipar las consecuencias a nivel económico que han puesto a temblar al capitalismo y sus teorías. Hay filósofos como el croata Slavoj Zizek, que piensa que estamos frente a la muerte del capitalismo y que la única alternativa sería un comunismo reinventado y a nivel global, porque de otra manera entraríamos en una lucha por la supervivencia en la que impere la ley del más apto. También desde Berlín otro filósofo, éste coreano, Byung-Chul Han, no cree que el virus vaya a terminar con el capitalismo. El cree que es el inicio de sociedades mucho más controladas por cámaras de vigilancia y a través de los teléfonos inteligentes que han sido la razón del éxito de los países asiáticos en la lucha contra la pandemia. El estado policial chino, permitió el control absoluto de la movilidad de millones de personas y ahora, a través de las aplicaciones de los celulares, califican el comportamiento de los ciudadanos, mientras mejor se portan más puntos obtienen y si las personas reunieron los puntos suficientes tienen derecho a salir o viajar. Estamos frente a la posibilidad de que los países de Occidente prolonguen la emergencia para controlar la movilidad de los ciudadanos, copiando el modelo de China.
Estas reglas en absoluto son nuevas, en la época de la peste negra Han nos cuenta como “Michel Foucault hace una impactante descripción de ellas en su análisis de la sociedad disciplinaria. Las casas se cierran con llave desde fuera. Las llaves tienen que entregarse a las autoridades. Las personas que rompen clandestinamente la cuarentena son condenadas a muerte. Se mata a los animales que corren sueltos. La vigilancia es total. Se exige una obediencia incondicional. Se vigila cada casa. Durante los controles todos los habitantes de la casa tienen que asomarse a las ventanas. A quienes viven en patios traseros se les asigna una ventana que dé a la calle. Llaman a cada uno por su nombre personal y le preguntan cómo se encuentra. Quien miente se expone a la pena de muerte. Se establece un sistema de registro exhaustivo”. Esto es ahora fácilmente logrado con el desarrollo digital y ha sido señalado como la causa del éxito contra la pandemia en países como Corea del Sur, Singapur, China y también ha sido la envidia de Italia y España y al momento de EE.UU.
¿Entonces cuál será el epílogo de este período?, un comunismo reinventado, la ley de la selva, o un estado policial.