Ni el Supremo Creador podría crear en cuatro años un millón de empleos en el Ecuador, país pequeño con débil estructura productiva y en recesión económica. Sin embargo, hay candidatos que desaprensivamente ofrecen en la campaña electoral este tipo de ilusiones para ganar votos, pero ahora, con las nuevas técnicas de información y comunicación la gente entiende mejor lo que pasa y sabe dilucidar entre lo ficticio y lo real, lo emocional de lo racional.
Se ofrece regalar energía eléctrica y agua potable a los que consumen poco. Hace 40 años comenzó así Venezuela, regalando gas doméstico y gasolina y ahora no sabe cómo resolver su enorme desequilibrio fiscal. Todos quieren satisfacer los deseos de cambio – palabra mágica y recurrente en la campaña electoral- y hasta el candidato del Gobierno dice que el cambio consistirá en hacer más de lo mismo pero con sonrisas, sin decir con qué recursos financieros. Así no se gana ni confianza ni credibilidad.
Varios candidatos dicen que van a eliminar impuestos -que es de lo que vive el Estado- sin advertir que la recaudación tributaria seguirá bajando por el decrecimiento del Producto Interno Bruto. De otro lado, si van a renegociar la deuda externa con el aval del Fondo Monetario Internacional, deben saber que esta Institución requerirá no solo que se mantengan los impuestos sino que se aumente la recaudación, para avalar una renegociación que cambie el perfil de la deuda cara por otra menos cara.
También se dice que en los próximos cuatro años conseguirán una inversión extranjera de USD 10 000 millones, pero no dicen para qué sectores, porque los grandes ya están copados en actividades petrolera y minera, que son intensivas en capital. Para que vengan inversiones sustentables se precisa tener recursos humanos preparados para trabajar productivamente en proyectos de innovación tecnológica, que aún no los tenemos, y dar grandes ventajas, inversamente proporcionales al reducido tamaño del mercado.
Los candidatos dicen que desearían un tratado de libre comercio con Estados Unidos pero no será posible mientras gobierne Trump. Liberar la economía suena hasta poético pero no es fácil cuando se confronta una baja competitividad. No se olviden también que Trump hará subir al dólar y que EE.UU. ha empezado a aumentar la tasa de interés, con lo que se fortalecerá el dólar, por lo que no subirá el precio del petróleo y todo esto afectará a nuestras exportaciones.
En lugar de estas ofertas inalcanzables los candidatos deberían proponer un Programa Anticrisis con la corresponsabilidad de toda la sociedad ecuatoriana, que prevea ajustes con criterio social para no afectar más a las clases vulnerables y que incluya medidas serias y creíbles para calmar la impaciencia colectiva y recuperar la senda del crecimiento. En la adversidad hay que estar unidos.