Estimados colegas: esta carta es para todos quienes, en su condición de seres humanos, atraviesan momentos de incertidumbre, miedo, luto e indignación desde el ejercicio del periodismo en el Ecuador.
La escribo ahora que parecería que las sombras se han vuelto más densas y el paisaje menos claro para la práctica de nuestro oficio.
“¿Qué debemos hacer?”, preguntaba un joven reportero frente a lo ocurrido con la sentencia contra Diario El Universo.
“¿Qué nos espera?”, intentaba reflexionar una periodista desde sus propios temores y sus percepciones de indefensión y fragilidad.
No sé si tengamos las respuestas a las angustias y dudas de los periodistas, pero tampoco sé si deberíamos tenerlas.
“Todos los tiempos son buenos y malos para el periodismo. Es un oficio para valientes”, dice Leila Guerreiro, editora de la revista Gatopardo y ganadora del premio 2010 de la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) a la mejor crónica.
La reflexión de Guerreiro es una variación de la legendaria frase del escritor, novelista y periodista inglés Charles Dickens: “Los peores tiempos para el periodismo son los mejores tiempos para el periodismo”.
¿Qué nos quieren decir Dickens y Guerreiro cuando hablan de que podemos convertir en buenos momentos aquello que aparece como un mal momento ?
El mensaje es hacer el mejor periodismo posible justamente en el peor escenario posible. ¿Estamos ya en el peor escenario? Quizás no. Quizás vengan épocas peores si la Ley de Comunicación y el Consejo de Regulación a los Contenidos se convirtieran en instrumentos para controlar la información.
No creo que sirva sentarse a esperar que lleguen esos escenarios y que se legalicen aquellas herramientas políticas.
Cuando Dickens hacía esa reflexión invitaba a los periodistas a enfrentar los malos tiempos con rigor profesional, con precisión, con equilibrio, con sentido de calidad y excelencia.
Conminaba, además, a que quienes nos dedicamos al oficio lo hagamos desde el interés de la gente común, desde el servicio, desde lo útil para el ciudadano.
Leila Guerreiro va por la misma vía. Plantea repensar el oficio desde la capacidad del reportero para retratar lo que pocos ven o lo que muchos no quieren ver.
Guerreiro nunca ha escrito historias sobre famosos ni ha hecho reportajes de farándula. Más bien se considera una periodista especializada en temas “poco importantes” para otros colegas.
Dickens y Guerreiro trazan una línea que responde dudas y miedos. Si la opción es seguir en el oficio, hagámoslo cada vez con mayor rigor. Veamos la vida con distinta mirada y contémosla con una sensibilidad más fresca.
Un abrazo, rdbuitron@elcomercio.com